Revista LA TECLA, 18/08/11. Edición Impresa Nro. 428
El análisis de una victoria clara y contundente
El domingo, la Presidenta obtuvo un 53,09% superando incluso el 50,24% de Scioli. Tanto Martín Sabbatella como Mario Ishii constituyeron un aporte importante que terminó por diferenciar a la Presidenta del Gobernador
"Venimos bien"
Por Gretel Ledo, politóloga y socióloga.
No se trata solo del slogan del PRO, sin duda las elecciones del 14 de agosto pasado demostraron que la ciudadanía convalidó una gestión a nivel nacional superando con creces aún el imaginario del propio oficialismo. Con un 77,82% de participación, el kirchnerismo se consolidó frente a cualquier pronóstico dubitativo, con un resultado superior al 50%.
Los 4 millones de votos de la provincia de Buenos Aires, le significaron un 40%. La Presidenta obtuvo un 53,09% superando incluso el 50,24% de Scioli. Tanto Martín Sabbatella como Mario Ishii constituyeron un aporte importante que terminó por diferenciar a la Presidenta del Gobernador.
El 30,08% del voto capitalino para Cristina Kirchner demuestra no acertado extrapolar el resultado de las elecciones locales a las nacionales. Así gran parte del electorado que votó a Macri para la jefatura del gobierno, votó al oficialismo nacional en las primarias.
Este voto de confianza hacia la gestión K atravesó a todos los sectores sociales. Ya no es tan solo la paradoja de la Capital, municipios con elevado nivel adquisitivo también ratificaron la gestión del gobierno. Así en Vicente López, el Frente para la Victoria triunfó con un 28,78% y en San Isidro con 30,98%, muy por encima del 19,74% de Duhalde.
El 37,87% de la Presidenta en Santa Fe por encima del 22,8% que había obtenido Agustín Rossi, muestra que no existe un traccionamiento electoral y resulta apresurado pronosticar escenarios nacionales partiendo de resultados locales.
Sin duda cada elección tiene su particularidad y son los electores quienes vienen desenmascarando tendencias y sondeos electorales.
El desconcierto de la oposición debe traducirse en una serie de replanteos. Ha fallado tanto la estrategia comunicacional como el trazado de coaliciones sólidas. Por su parte, el oficialismo supo aprovechar la debilidad estructural de la oposición que, una vez más, ha dejado relucir su impericia para construir puentes alternativos. Las meras individualidades sumado a la bonanza económica dieron como resultado un escenario de victoria arrasadora para el oficialismo.
Podría hablarse de una fragilidad del mismo oficialismo al no corresponderse el resultado arrollador de la Presidenta con el obtenido por Filmus y Rossi, sin embargo la lectura se resume en la convalidación del “venimos bien”. Los oficialismos triunfan independientemente del estrato político que representen.
Al común denominador del ciudadano ya no le interesa el color partidario sino las acciones puntuales que se traducen en una mejoría en su condición de vida.