Dilma Rousseff con Jose Manuel Durao Barroso |
Dirigirse a los escribas y fariseos en los tiempos de
Jesús no era una tarea menor. Se trataba de una especie de casta selecta que recitaba
la palabra de Dios con un mensaje de exhortación pero al mismo tiempo
colocándose a sí misma en un estadio de inaccesibilidad como un modelo social a
imitar. Sin embargo Jesús los comparó con sepulcros blanqueados:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se
muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia” (Mateo 23:27)
La apariencia en muchas ocasiones produce estadios de
confusión. A ojos vista de los hombres la imagen externa es la pulcritud, la
eficiencia, el progreso; pero al indagar en su esencia, cae por su propio peso
la carencia de contenido, la no sustentabilidad de aquello que resultaba
incuestionable.
Este es el mismo escenario por el que está danzando
hoy el proceso de negociación Unión Europea – Mercosur tendiente a establecer
un área de libre comercio.
El proceso birregional tuvo sus orígenes en abril de
2000. El marco normativo está dado por el Acuerdo Marco de Cooperación
MERCOSUR-UE, firmado el 15 de diciembre de 1995 que recién entró en vigor en
1999. Los ejes centrales son el diálogo político, temas económicos-comerciales
y de cooperación. Las numerosas rondas de negociación celebradas aún no fueron
suficientes como para arribar a una firme propuesta de oferta entre ambas
partes. El objetivo máximo a alcanzar es la liberalización del comercio de
mercancías y servicios, siguiendo las normas de la OMC, así como el fomento de
la cooperación y el impulso del diálogo político.
En el marco de la VII Cumbre Brasil-Unión Europea, llevada
a cabo el 24 de febrero de 2014, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff sostuvo
que el MERCOSUR y la Unión Europea están cerca de lograr un acuerdo comercial. Lo
cierto es que se abre un escenario poblado de incertidumbres en el que tanto
Brasil como Uruguay han solicitado a nuestro país que avance en la confección
del listado de productos que entrarán dentro del proceso de integración
comercial. El Acuerdo prevé la eliminación de impuestos a la importación para
un listado determinado de productos que provengan de cada una de las regiones.
Para este mes de julio se espera la realización del intercambio de ofertas. El
responsable del proyecto por el lado brasilero, João Borges afirmó que el
listado alcanza al 87% de las importaciones y que podría llegar a un 90%.
Argentina agregó al listado posiciones arancelarias
de sectores como el lácteo, trigo y autos, los cuales en una primera etapa no
estaban presentes incluyendo carnes, frutas, hortalizas, vegetales, vinos y
electrodomésticos con lo cual impera una visión de agronegocios.
Por su parte, Brasil y la UE mantienen una alianza
estratégica desde 2007, bajo la modalidad de cumbres anuales destinadas a
impulsar las relaciones bilaterales y profundizar el diálogo sobre temas de
interés común: comercio, inversiones, diálogo político, educación, ciencia y
tecnología, defensa y gobernanza en internet. Está claro que el gran interés de
la UE está puesto en Brasil considerando lo que representa económicamente
aunque tirar por la borda un acuerdo con todo un bloque como lo es el MERCOSUR
resultaría una necedad imperdonable.
Pese a que la oferta esté lista, urge la aprobación
política por parte de los ministros de Relaciones Exteriores de Brasil,
Argentina, Uruguay y Paraguay ya que Venezuela, no participa del proceso. Las
últimas expresiones al respecto del vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio
Tajani, colocaron en cabeza del MERCOSUR toda la responsabilidad para llevar
adelante un debate al interior del bloque puesto que es necesaria la
armonización de cuatro enfoques en una posición común.
Los impactos positivos de esta integración comercial son
enormes: aumento de exportaciones e importaciones. Aunque si bien se observaría
un beneficio para el comercio, las compras a Europa subirían más que las ventas
a ese destino. Lo ideal sería fijar un cronograma
progresivo de reducción arancelaria, permitiendo a ciertas industrias la
implementación de mecanismos de mejoras en la competitividad, de manera tal que
puedan rearmarse para jugar en el próximo escenario.
El interés en llevar a feliz término las
negociaciones hizo que el Parlamento del Mercado Común del Sur (PARLASUR)
solicitara a través de un informe a los ministros de Relaciones Exteriores del
bloque económico regional, detalles sobre los avances y el estado de las
negociaciones comerciales con la UE. El Acuerdo de Asociación está bajo estudio
en la Comisión de Asuntos Internacionales del PARLASUR.
Detrás de tantas idas y vueltas existe una clara
colisión de intereses entre ambos bloques: el subsidio a los productos
agrícolas. Se trata de la eterna disputa entre Francia y Argentina pues aquí
hay competitividad, no complementariedad. Nuestro país ha dejado en claro su
postura de comercio administrado es decir protección a la industria nacional.
La misma Delegación Argentina ante PARLASUR ha
instado al diálogo de forma tal que permita sentar una visión común acerca del
genuino interés que tiene nuestro país para que prospere o no el acuerdo.
No basta con señales dispersas de un accionar
individual. Es tiempo de abandonar la imagen de sepulcro limpio y ordenado e
indagar en el contenido de este proceso de integración. El juego por separado
de Brasil y Uruguay no coadyuva a la unidad decisional necesaria para presentar
un bloque fortalecido.
Estamos atravesando tiempos estratégicos para
posicionar a nuestra región. No dejemos pasar más trenes por la estación sin
subirnos. El camino seguro es el fortalecimiento de la unidad y la
complementariedad forjando una genuina ciudadanía mercosureña.