domingo, 9 de marzo de 2008

Prisiones Espirituales





Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:31-32





Según estudios especializados en criminología, el índice de reincidencia asciende a un 40%. Esta cifra da cuenta del fracaso del sistema penal. Hoy día la inseguridad es materia pendiente para la agenda gubernamental. ¿Existirán soluciones? ¿Habrá que modificar las estrategias?

Desde la doctrina se plantean distintas Teorías de la Pena. Aquellas que postulan la necesidad de un sistema penitenciario capaz de revertir “malas conductas” y aquellas del tipo ejemplificativas entre otras. En este último caso, el encierro es visto como un dispositivo social aleccionador hacia afuera más que hacia el reo. Lo cierto es que el delincuente no sale con el Código Penal en mano a la hora del atraco considerando la gravedad de la pena potencial.

La Constitución Nacional en su Art. 18 expresa: “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…”. Es de público conocimiento que hoy día son universidades del delito sumado a la estigmatización social que provoca el certificado de antecedentes penales al momento de emprender una búsqueda laboral sin duda coloca en tela de juicio la eficacia del sistema penal.

Potenciar “malos hábitos” habla de la falla no ya de la clase dirigencial sino también de la sociedad misma. ¿Hasta dónde es plausible el panoptismo benthamiano en la cárcel?

Esa internalización del súper yo que imprime el sistema representado en temor constante, en la actuación como si siempre se estuviera vigilado no ha logrado con éxito trastocar ni corregir conductas humanas.

El sujeto ingresa al penal porque es preciso separarlo de la sociedad. Rompió los parámetros de convivencia tradicionales pero sale peor que como entró. ¿Qué ganó la sociedad? Sacarse la lacra social por un tiempo. Cuando pretende reinsertarse es tarde. Está marcado. Sumado a la falta de capacitación no encuentra otra salida que volver a sus andanzas. Esta vez con un mayor resentimiento y perfeccionado en los mecanismos delictuales. Tuvo suficiente tiempo para planearlo. Entonces surge el interrogante: ¿es el encierro la solución?

Aquí es donde debemos hacer un alto en pos de analizar esta figura. Alarmas, sistemas de monitoreo, countries con seguridad privada, rejas al frente de las propiedades dan cuenta de un replanteo sociológico. ¿Quién está verdaderamente encerrado?, ¿el preso o el común ciudadano?

Existen otro tipo de prisiones. Aquéllas que los ojos naturales parecen no ver. Se trata de los muros interiores. Cada sujeto lleva a cuestas su propia prisión. Cárceles espirituales que toman diferentes denominaciones: violencia, rencor, depresión, amargura, soledad, egotismo, falta de perdón. Esa mochila que se lleva a diario cobra la atención del individuo recién cuando se exterioriza en el mundo que le rodea.

Se es rehén de la debilidad de la carne cuando se pierde el dominio propio. Cuando Jesús dice que la verdad nos hace completamente libres se refiere despojarse de todo vendaje espiritual que impida ver aquello que trasciende el mundo secular.

El hombre condena la carne. Dios el espíritu. El hombre castiga la conducta del reo. Dios perdona sus pecados en la medida que se arrepienta con un corazón sincero de su mala conducta. El problema es el espíritu que mora en cada uno. Así, por más muros que se levanten para “resocializar al delincuente” no se solucionará el quid de fondo. Se flagela a la carne y no se transforma al espíritu.

Quienes transitan por la calle ¿son verdaderamente libres? Todo aquél que da su espalda a Dios lleva a cuestas una condena de turno. La hipocresía de una sociedad que pide más cárceles para su seguridad no considera el genuino estado enfermizo de la población libre. Una sociedad prisionizada lejos está de lograr con éxito la reinserción de quien delinque.

Asistimos tiempos en que la sociedad carnal juzga en la carne. El peso de la condena que recae en el delincuente es mínimo respecto al que recibe la sociedad una vez que aquél sale. Los altísimos porcentajes de reincidencia operan entre los 18 y 19 años de edad. ¿Qué futuro le espera a nuestro país si los jóvenes han perdido el horizonte?

Es necesario tratar con el espíritu, no con la carne. En este sistema existen quienes viven del delito y los otros; o sea quienes delinquen y aquellos que no tendrían razón de existir si no fuera por la industria del delito. El delito como gran mercado persa coadyuva a la confluencia de distintos mercaderes en busca de la mercancía apetecible. Unos venden justicia y seguridad, otros ofensas y delitos. En definitiva, se trata de una maquinaria donde el mismo servicio penitenciario funciona como pantalla de semejante obra teatral. Bajo el lema reparador del orden social violado y la peligrosa amenaza que representa el delincuente, el sistema enarbola su única bandera: contención y reinserción social. Sin duda el círculo vicioso de producción de delito se regenera en mecanismos tradicionales de encierro que estigmatizan sujetos no ya moldeando nuevas personas sino repotenciando nuevos delincuentes. Un sistema enfermizo no puede paliar enfermos. El aparato represivo trata lo que se exterioriza, la cáscara; pero no opera corazones, la esencia.

Con violencia no se combate la violencia. Un ejemplo alentador que bajó las cifras de reincidencia al 5% es la Unidad 25 bonaerense “Cristo la Única Esperanza-Lisandro Olmos” bajo un régimen semiabierto. Los presos con su propio trabajo mantienen en condiciones el edificio. El régimen de autodisciplina impulsado por líderes y pastores hace que se conviva con un índice de conflictividad cero. A pesar de las murallas y la presencia de guardia, las celdas no necesitan ser cerradas con candado. Los internos no están divididos por el delito que cometieron.

Cuando el individuo comprenda que vive en una sociedad estamentada, abarrotada de normas creadas por él mismo, esclavizado, asfixiado ante una muralla imposible de derribar por más poder que crea tener, entonces se habrá sincerado aceptando la existencia de su estado prisionizante de mendicidad espiritual. Las vendas de sus ojos habrán caído y la verdad lo habrá hecho libre. La sociedad cambia cuando quienes conviven en ella mudan su corazón.

Buenos Aires, 9 de Marzo de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral
Publicaciones:
Agencia NOVA, Opinión,

sábado, 23 de febrero de 2008

La Política como un estilo de vida



La religión pura… delante de Dios el Padre es ésta: … guardarse sin mancha del mundo.
Santiago 1:27



En ciertas ocasiones se asignan preceptos errados a la noción de religión. Preceptos cargados de acciones puntuales. Dar limosnas, entregar alimentos y ropa, ofrecer donaciones son quizás la cáscara. ¿Me aseguran el rótulo de “buen cristiano”? Indagar en la esencia puede tornarse un poco incómodo pero de hecho es allí donde las vestiduras caen.

Si en la vida cotidiana la deshonestidad, la prebenda y corrupción, la indiferencia, el egoísmo, la vanidad son moneda corriente entonces se da cabida al fariseísmo.

En el libro del apóstol Santiago se explica que la religión pura es guardarse sin mancha del mundo. El término guardarse puede ser entendido como apartarse, separarse de. Implica no contaminarse con prácticas que corroen el espíritu. Si entendemos a la sociedad como un gran cuerpo, ciertos elementos patógenos pueden contaminar a sus miembros. El mal ejemplo de la clase dirigente coloca en tela de juicio la credibilidad de la política afectando a la sociedad en su conjunto.

Si se considerase a la religión como un estilo de vida se prescindiría de patrones humanos que cataloguen a las conductas en justas o injustas, aprobadas o desaprobadas, buenas o malas. Muchas veces la norma tiene como fin último moldear conductas humanas estableciendo parámetros, definiendo alcances, penas, en fin, torneando sujetos. El punto es el por qué. El hombre buscó independizarse de Dios. Creyó poder encauzar “su mundo” en paralelo al divino. Y aquí estamos, en laberintos borgeanos. Se perdió la distinción entre el blanco y el negro. Abundan los grises. Lo permisivo, lo tolerante.

Cuando el fuero interno se apega a principios sólidos y los valores son contundentes anclados en la visión de Dios, la religión pasa a ser un estilo de vida. No se recurre a los hombres para consultar el camino. La senda es única. No se fluctúa como la ola del mar. El sedimento es firme.

Aquí es donde trazamos el paralelo con lo que debiera ser la política. Aquel arte del beneficio al prójimo. Aquella ciencia que nace para encauzar problemas confluenciando soluciones coherentes y concretas. El horizonte de justicia, verdad, honestidad, servicio lo marca la brújula del compromiso con la cosa pública.

En un navío con muchos capitanes es probable que se pierda el rumbo. Aún siendo un capitán cuando los gigantes interiores libran distintas batallas probablemente se destroce el barco. Si el líder tiene puesta su mirada en el negociado, el saqueo político, el vaciamiento institucional, la perpetración en el poder, el nepotismo desmesurado, el servirse de la función pública entonces claro está puede provocarse el amotinamiento de la tripulación.

La dirección es clara: DIRIGIR SIRVIENDO. Como todo existe un costo de oportunidad, un precio que pagar. Al igual que en la religión, en la política se debe renunciar a los deseos vanos de la carne. Aquellas apetencias personales que corroen el espíritu de la República. Los poderes de la República pueden verse afectados tan sólo con el accionar perjudicial de uno de ellos. Deben operar en armonía, koinonia, al unísono, para un único fin: el bienestar colectivo. Muchos políticos acceden a la función pública con un libro contable en mano. Observan cuánto existe en el activo al sólo efecto de saber cuánto pueden llevar a sus arcas personales. El desafío pícaro del cuánto “me hice en” la función pública debería tornarse en cuánto hice “para” la función pública.

Esa diferencia preposicional (en-para) por pequeña que sea hace o no operativa la figura de malversación de fondos públicos. Es un camino arduo en el que muchos son los llamados y pocos los escogidos. De eso se trata, de hacer una autocrítica reflexiva: ¿Estoy realmente preparado para servir o estoy preparado para servirme?

Los sucesivos casos de corrupción que salen a la luz en forma mediática dan cuenta de la noción más peyorativa de la política. Funcionarios y dirigentes de primera plana que desacreditan a la política como herramienta de cambio social acreditándola como herramienta de cambio patrimonial.

La crisis de confianza de 2001 en este sentido aún no se ha superado. Una vez más son los hombres quienes le dan “color verde” a su gestión.

La exhortación a los fariseos de la época que llevó adelante Jesús aún es aplicable hoy tanto en la religión como en la política. Por más que las apariencias se vistan de trajes con largos flecos de santidad, la esencia sigue corrupta. Ya no podemos conformarnos con el lema “roba pero hace”. Encierra mediocridad. Resignación, impotencia. Pero por sobre todas las cosas muestra la comodidad de la sociedad. Una sociedad indiferente a lo que suceda más allá de la puerta que separa su casa de su Ciudad, que es su hogar con mayúsculas.

Es preciso, porque nos urge, reencauzar la conducta. No son todos los caminos los que nos aseguran el destino exitoso. Es uno: guardarse sin mancha del mundo…


Buenos Aires, 23 de Febrero de 2008.


Gretel Ledo
Nueva Generación Moral
Publicaciones: Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#383, 24/02/08
Agencia Comunas, http://www.agenciacomunas.com.ar/, 24/02/08

miércoles, 23 de enero de 2008

De la servidumbre al servicio





¿Cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve.
Lucas 22:27


Éxodo quiere decir “salida”. En este libro del Antiguo Testamento se relata cómo Dios libró al pueblo israelista de la esclavitud de Egipto. El mensaje central es la liberación.

Servidumbre se asocia a esclavitud. Un sujeto puede llegar a ser preso de sus pensamientos y rehén de sus debilidades.

Los tiempos que corren hoy día han potenciado una debilidad que se erige en fortaleza de muchos: el egoísmo. La búsqueda infinita hacia el progreso y el éxito rotundo muchas veces coloca al individuo en un plano en el que sólo se proyecta él y su mundo. Nadie más ni nada menos.

Podemos extrapolar esta visión tanto al mundo de lo privado como al de lo público. La indiferencia hacia mi prójimo, mi próximo se traduce en la simple noción de MISERIA. Un estado que corroe hasta lo más íntimo en forma solapada y sigilosa. La miseria espiritual torna en permeable el alma del hombre a las situaciones más aberrantes.

Esa otredad in limine donde la extensión de mi yo es un otro y no yo mismo corroe los patrones de conducta de una sociedad.

Sin duda las normas tratarán de forjar estándares normales de conducta bajo exhortaciones y castigos. Aquí nos preguntamos, ¿hasta dónde la ley hecha por el hombre puede determinar o perfilarlo a él mismo? ¿Será que dejamos el estado de naturaleza anárquico hobbesiano para sujetarnos a la ley de la selva? Buscar la perfección de la norma en vez del espíritu del legislador es distraer la esencia del cambio.

El secreto es abandonar la servidumbre, la esclavitud hacia el mundo hedonista, la exaltación de mi “yo” para vivir bajo el principio del servicio. Servir para dirigir. El servicio es brindarse con amor a mi prójimo. Se trata de la entrega permanente sin esperar nada a cambio.

Bajo estas nociones pierde sentido la obediencia al imperio de la ley por mera coacción. Cuando los principios y valores éticos y morales se hagan carne en nosotros ya no habrá necesidad de la imposición externa sino más bien se transformarán en imperativos categóricos morales para nuestro fuero interior.

Por ello el verdadero cambio nace en el corazón del hombre hacia fuera. Claro que es fundamental modificar las estructuras pero la reforma de la cáscara no hace a la verdadera esencia.

Si principios como honestidad, integridad, entrega, humildad y sobre todo amor fueran los pilares en la conducta de todo hombre; sin duda la calidad humana sería otra.

En su Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, John Locke (1632-1704) parte definiendo el estado en que los hombres se hallan por naturaleza como un estado de perfecta libertad. Cada uno ordena sus acciones y dispone de posesiones tal como lo juzgue oportuno. Sin embargo, el estado de libertad no debe ser leído como estado de licencia. Aunque el hombre goza de una incontrolable libertad para disponer de su persona y bienes no la tiene para destruirse a sí mismo ni mucho menos al prójimo. Ahora bien, la indiferencia, la vanagloria, el deseo de autoconservación a costillas del otro ¿no persigue implícitamente la aniquilación de mi otro yo y, en definitiva, de mi mismo?

Si tomáramos la función pública como un servicio se abandonaría la categoría de mendigo espiritual para alcanzar el status de plenitud.

La consideración de igualdad natural coloca a los hombres en un plano de deberes recíprocos: no es menor el deber de amar a los otros que el de amarse a sí mismos. Ofrecer al otro algo que repugne su deseo causará en él, el mismo pesar que causaría en mí.

Jean Jacques Rousseau (1712-1778) habló del pacto social como aquél en que cada uno pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general. Cada miembro es considerado parte indivisible del todo. Agregaríamos pacto social de servicio. En este acuerdo mancomunado de voluntades individuales se rehúsa a la naturaleza egocéntrica cediéndose espacios de logros unidimensionales para alcanzar beneficios colectivos. Así se abandona el estado mísero de servidumbre hacia uno mismo y las acciones se tornan en servicio hacia el prójimo. ¿Y la realización individual? Se perfecciona en comunidad. Fuera del esquema hedonista y narcisista.

Cuando priman los intereses particulares por sobre los generales se llega a la ruina del cuerpo político. Servirse a uno mismo es ser esclavo de la propia individualidad.

Cuando quien sirva sea más importante que quien se siente a la mesa, el espíritu de la política habrá cambiado por completo. Se habrá pasado de la servidumbre al servicio…


Buenos Aires, 23 de Enero de 2008.


Gretel Ledo
Nueva Generación Moral

Publicaciones:
Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces12.asp, 24/01/08
Agencia NOVA, Opinión,
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_1_28&id=47508&id_tiponota=3, 28/01/08

lunes, 12 de noviembre de 2007

Partidos Políticos en conflicto








Todo el que procure salvar su vida, la perderá;
y todo el que la pierda, la salvará.
Lucas 17:33



Los sucesivos cambios que ha afrontado el sistema político argentino desde la crisis de representación de 2001 ha colocado en tela de juicio la continuidad existencial de ciertos patrones o reglas comunes que se erigían en reguladoras de conductas partidarias.

Sin duda la balanza tradicional entre peronismo y radicalismo ha dejado de ser. Hoy desaparecieron los grandes bloques ideológicos o valorativos que distinguían pertenencias partidarias; mas bien existen “figuraciones” que pretenden ser liderazgos aglutinadores de masas cautivas.

El justicialismo se ha encausado tradicionalmente bajo la figura de un líder dominante. Peronistas, menemistas, duhaldistas, kirchneristas. La pregunta clave: ¿cuál es el genuino atractivo que permite el juego de lealtades y arreglos? ¿Las dotes sobrenaturales de carisma o el “manejo de la caja”?

Existe un circuito de reproducción perversa entre el Gobierno Central y la conducción política provincial. Las transferencias aportadas por la Nación tienen un costo directo para las provincias: la sumisión concertada. Así, la producción de una articulación basada en el apoyo político de parte de las provincias hacia la Nación a cambio de transferencias financieras o de bienes y servicios se realiza bajo la característica de concertación, acuerdo, pacto o compromiso mutuo. Una suma de dinero del presupuesto federal afectada a una provincia implica el alineamiento provincial en términos de votos en el Parlamento Nacional y apoyo en la interna partidaria al líder local promovido por el Gobierno Central. Desde lo institucional, la sobrerrepresentación de la periferia guarda una considerable influencia sobre la agenda parlamentaria del Poder Ejecutivo. Así, mientras que las provincias periféricas (Cuyo, NOA y NEA) colocan un senador cada 250 mil habitantes; las centrales (CABA, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fé) lo hacen cada 1.800.000 habitantes con lo cual un voto en el área periférica equivale a más de siete en el centro.

La clave es la confianza acrítica en la conducción política. El estado de alienación total, la enajenación fáctica de la voluntad individual determina el grado de libertad de las provincias para negociar con la Nación. Lo preocupante es la ausencia de una masa crítica plausible que logre con éxito cuestionar la dominación tradicional.

El rol preponderante de aquellos segmentos sociales que tienen internalizados valores y conductas como ser universidades, profesionales, inversores vinculados con el mundo regional, no llega a revertir las características patrimonialistas y sultanistas que restringen el desarrollo ciudadano. La importancia que se le otorgue a la esfera pública determina la intensidad de la ciudadanía. El grado de adquisición por parte de los habitantes respecto a ciertos derechos inalienables como ser los civiles, políticos y sociales se ha ido erosionando a partir de las reiteradas demandas personalizadas de los líderes locales.

El manejo de fondos incoado desde el poder central hacia las provincias, permite a la conducción provincial la formación de una base social “fiel y abnegada” a las inclemencias temporales de turno. Esa base existe gracias a los subsidios repartidos a sectores dominantes ligados al clientelismo político.

Quizás fue esta misma lógica perversa la que coadyuvó al saqueo institucional de los partidos políticos. Primero se lo justificó a partir de la crisis de representación de 2001; ahora ¿por qué siguen en crisis? ¿Qué clivaje o conflicto social explica hoy el funcionamiento de los partidos políticos? ¿Representan los distintos intereses o se representan a sí mismos? El desafío de la clase política es resignificar lo público y lo partidario a la vez. Max Weber en Economía y Sociedad distingue dos tipos ideales de partidos políticos: aquellos “que son esencialmente organizaciones patrocinadoras de cargos cuyo objetivo consiste en llevar a sus jefes por medio de elecciones al lugar de director, para que éstos distribuyan luego cargos estatales entre su séquito. Carentes de programa propio,… inscriben postulados que suponen deben ejercer mayor fuerza de atracción entre los votantes. O bien los partidos de ideología. Se proponen la implantación de ideales de contenido político”. En tanto Almond y Powell hacen hincapié en la función social de integración y conciliación de intereses, al decir que “el partido político debe ser considerado como la estructura especializada de integración de intereses en las sociedades modernas”. Un partido cuya razón de ser radica en una figura única no existe como tal. En todo caso hablaremos de sociedad con ínfimo grado de desarrollo cívico.

Ayer eran los partidos de notables; hoy no se identifican partidos sino personalismos al punto en que muchos acceden a una banca por ser parte de una lista sábana. Ello denota la involución de la sociedad política y por qué no también de la misma sociedad civil. Se continúan legitimando patrones de profundo retraso clientelístico.

Afanarse por la vida propia es cerrar la puerta a la grandeza del amor al prójimo. La denodada búsqueda por figurar y tomar cargos son señales de la miseria espiritual en un verdadero líder. Habrá que morir al yo para que nazca el otro…



Buenos Aires, 12 de Noviembre de 2007.


Gretel Ledo
Publicaciones:
Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#275, 13/11/07
Parlamentario.com,
http://parlamentario.com/correo-lectores.php, 13/11/07
Agencia NOVA, Análisis,
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2007_11_13&id=45697&id_tiponota=3, 13/11/07

Audio. Radio en vivo

PRISMA AM 770. Conducción: Jorge Victorero. Tema: Análisis de Política Nacional. 15-06-12 El Mirador de Cadena ECO AM 1220. Conducción: Alvaro Norro. Tema: ESTATIZACION DE YPF. Repercusiones en Europa. 07-05-12 ALGO POSITIVO AM 820. Conducción: Jorge Victorero. Tema: Energía Nuclear, Votación en los EEUU, China, Presupuesto 2009, Juicio Político a De Vido. 29-09-08 LQP AM 1220.Conducción: Yayo Hourmilougue. Tema: Reunión de Cobos con la Oposición. 24-09-08 ALGO POSITIVO AM 820. Conducción: Jorge Victorero. Tema: Proyecto de Cielos Abiertos. 11-08-08 ALGO POSITIVO AM 820. Conducción: Jorge Victorero. Tema: Rol del Congreso en relación a la reestatización de las aerolíneas y la movilidad jubilatoria. 4-08-08 ALGO POSITIVO AM 820. Conducción: Jorge Victorero. Tema: Retenciones. Promoción de producción lechera. 23-06-08 ALGO POSITIVO AM 820. Conducción: Jorge Victorero. Tema: Ley Martínez Raymonda. Sistema de cobro de las retenciones. 9-06-08 A LA LUZ DEL DIA FM 89.1. Conducción: Edgardo Aronín. Tema: Análisis del artículo “Privatismo Público y Privado”. 28-05-08 PRISMA. Varias caras de una misma realidad. AM 770 Conducción: Jorge Victorero. Tema: Imagen del Gobierno frente al conflicto con el campo. 28-05-08 Radio Internacional Miami. Conducción: Lic. Agustín Rangugni en www.radiomiami.us Tema: Análisis de la coyuntura nacional. 28-05-08 La Quinta Pata. AM 1220 Cadena Eco. Conducción: Yayo Hourmilougue. Tema: Análisis del artículo “Música. No Discursos”. 5-05-08