domingo, 23 de noviembre de 2008

La Política en Red




No presumas hoy de lo que piensas hacer mañana;
¡nadie sabe lo que traerá el futuro!
Proverbios 27:1

Atravesamos tiempos inéditos para la política. Nuevos espacios que no reconocen fronteras, nuevos sujetos colectivos que reivindican derechos globales, nuevas modalidades de participación que acrecientan el espíritu cívico de la sociedad toda. Internet se despliega bajo una gran autopista informacional que cada vez y en mayor medida, forja relaciones inmateriales socavando el clásico paradigma de interacción interpersonal cara a cara.

Las nuevas redes sociales abren un nuevo escenario para una Sociedad de la Información y el Conocimiento (SIC) estrechamente vinculada a procesos comunicativos de diversa índole. Los SMS, las listas de distribución, los fotoblog, la publicación de perfiles en Facebook, Sonico, Hi5, entre otros, son algunas de las nuevas tecnologías explotadas hoy por hoy por los políticos que bregan por el acercamiento al común ciudadano. Una política al alcance de todos. Un dirigente al servicio de la gente. Si se quiere puede verse como una nueva modalidad en la venta de imagen del candidato. Joseph Schumpeter compara el sistema político con el sistema económico y da cuenta del ofrecimiento del político y su plataforma como si fuese un producto expuesto en el mercado. Los votos son la mercancía apetecible en torno a la cual se libra una voraz competencia que no precisamente es perfecta. Los electores pueden o no comprar aquello que vende el político. Lo novedoso no es tanto la forma comunicacional sino qué se vende.

La pérdida de fronteras o el advenimiento de fronteras porosas ha colocado en tela de juicio la clásica distinción entre vida privada y vida pública. Hoy todo se publica en un perfil de la web. No hacerlo implica retacear cierta información y con ello hacer menos cotizable al producto “candidato”. Las nuevas formas de marketing político fuerzan a sectores tradicionales a abandonar ciertas posturas conservadoras respecto a antiguas formas de hacer política. Ligada a la SIC, la sociedad de consumo se jacta de crear permanentemente nuevos patrones de conducta donde la necesidad ficticia cobra protagonismo minuto a minuto. No se consume aquello que se precisa. Se consume aquello que se inventa. La invención de nuevas tendencias sumada a la vorágine consumista desgasta fronteras de motivaciones individuales y crea para sí incentivos funcionales al sistema.

La mercado-política no se haya exenta de este mover. Un espiral que va in crescendo a medida que se moderniza la noción de hacer política. ¿Se perdieron los modus operandi tradicionales o hablamos de una complementariedad? Sin duda aún se está lejos del destierro definitivo de metodologías heredadas de antaño. Simplemente las nuevas tecnologías de información y comunicación social (TICS) han brindado un mecanismo de acercamiento entre el político y el ciudadano que permite revalorizar la noción de hacer política pulverizando la categoría de “político intocable y abstracto” para colocarlo en un mano a mano con el ciudadano. En términos de Platón podemos decir que el gobernante ha descendido a la caverna donde está el ciudadano y, claro está, es preciso descender al vulgo para luego ascender al gobierno. Esa relación de proximidad y cercanía ha permitido tornar en asequible una política que se presentaba como una entelequia lejana.

Barack Obama ha sido un ejemplo cabal del uso con éxito de las TICS a la hora de gestar un nuevo escenario que trajo aparejado un grado de interés hacia la política inusitado tirando por la borda la tradicional apatía participativa en un país que se enorgullece por la no obligatoriedad del voto.

Manuel Castells denomina espacio de los flujos a la forma en la que se organiza el espacio en una sociedad construida en torno a flujos de capital, de información, de tecnología, de interacción organizativa, de imágenes, de sonidos y símbolos, cuyo soporte material está constituido por aquellos elementos que permiten su articulación en tiempo simultáneo. La red es la que absorbe dentro del espacio de los flujos, los lugares, su lógica y su significado. Así los flujos no son un mero elemento de la organización social sino mas bien la expresión de los procesos que dominan nuestra vida económica, política y simbólica. Da cuenta del entramado en torno al cual se organizan materialmente las prácticas sociales en tiempo compartido. Aquí se configura un mundo imaginario que subyace en la lógica transmitida por el multimedia: la cultura de la navegación electrónica. La única frontera formal del espacio de los flujos está constituida por la arquitectura de abstracción ahistórica.

En este contexto se libra una batalla de poder por la apropiación social de las TICS. En este sentido Internet se configura como aquel espacio de lucha simbólica en el que se abre una competencia política entre actores por lograr con éxito la tarea de definir cierto sentido discursivo a partir de apropiarse del capital simbólico y material. Apropiarse de cierto capital habla de detentar poder. Así Internet se perfila como aquel vehículo que permite la expansión geográfica a nivel del globo terrestre del dominio de esquemas de percepción espacial y temporal de la cultura occidental moderna, ello implica la apropiación y reinvención de estas categorías por parte de los actores. Ese quizás sea el desafío. Como nuevo campo semántico desterritorializado que supera fronteras de todo tipo, se conjugan nuevas metáforas formadas por signos y símbolos de distinto origen cultural. Las TICS como plataforma tecnosimbólica se presentan como el medio esencial de comunicación y organización de todos los ámbitos de la práctica social en tanto permite su utilización como herramienta de actuación, información, reclutamiento, organización, dominación e incluso contradominación. Sin duda los nuevos movimientos sociales, actores colectivos identificados con valores más generales y universales que los específicos y sectoriales de los movimientos sociales tradicionales como lo fuera el movimiento obrero de la sociedad industrial, explican buena parte del mover cibernético actual.

El resultado del ciberactivismo son redes virtuales que trascienden las fronteras espaciales de las redes presenciales creando nuevos territorios. Las adhesiones operan por afinidades políticas, culturales e ideológicas. La ampliación de la noción democracia constituye un punto a considerar. Los nuevos mecanismos participativos se consolidan abriendo una puerta a una nueva generación de internautas que, en la mayoría de los casos, son jóvenes. Quizás el desinterés hacia la política haya encontrado una solución. Habrá que analizar los nuevos desafíos que ya debe enfrentar la vieja política en un mundo donde la tecnología corre mucho más rápido que la política.

Buenos Aires, 23 de Noviembre de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral
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Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#916, 24/11/08

domingo, 7 de septiembre de 2008

Enviudados de Dios






Israel y Judá no han enviudado de su Dios…aunque su tierra fue llena de pecado contra el Santo de Israel.
Jeremías 51:5


Sin duda la condición de viudez de Dios se relaciona con el grado de pecado alcanzado. No nos referimos aquí a una ponderación que clasifique una escala del mismo ya que de por sí no existe una diferenciación entre grandes y pequeños pecadores. Tal distinción la ha creado el hombre y es ajena al campo espiritual.

Cuando hablamos de pecado simplemente damos cuenta del estado a través del cual el hombre da sus espaldas a Dios. Allí es donde opera una orfandad, una viudez por simple voluntad humana.

La escalada de inseguridad que vive hoy nuestro país, el desenfreno por la destrucción del otro deja entrever un escenario que ha decidido desarrollarse en forma autónoma escindido de lo sobrenatural y embriagado de lo carnal.

Muchos se preguntan dónde está Dios en medio de tanta desidia. Y, el mismo Dios se pregunta dónde está el corazón del hombre.

Lo que atravesamos es por mera voluntad humana. Hemos decidido independizarnos de la Palabra de Dios sin considerar las pérdidas que ello involucra. Sólo podemos vivir un estadio de remanso tomados de su mano. De lo contrario existe un yugo de esclavitud propio de la carne. Hablamos de la misma condición humana. Si se quiere podemos graficarla en el estado de naturaleza hobbesiano en que el hombre es lobo del hombre. Allí no existen reglas, límites, disquisiciones entre lo bueno y lo malo.

Solo quien está imbuido de Dios puede prescindir del conjunto de reglas que han intentado modelar conductas para anticiparlas y enderezarlas humanamente en aquellos casos en que se desenvuelvan fuera de los parámetros previstos.

El Creador ha dado origen a su criatura. Le ha dado libre albedrío para que tome la senda que prefiera. No intentará detenerlo pero sí orientarlo. Sólo está allí, a la puerta de nuestro corazón. Una puerta que sólo tiene un picaporte. Un picaporte que sólo es interno…

De nosotros depende cambiar el rumbo de la historia en un marco de libertades a la hora de establecer elecciones porque Dios no es un Dios de imposiciones sino de plenas libertades.

Cuando Moisés murió el pueblo de Israel todavía estaba en el desierto. Dios levanta al joven Josué como nuevo líder para entrar a la tierra prometida. Para ello recibe una promesa y un consejo. La promesa: “Nadie podrá derrotarte jamás, porque yo te ayudaré, así como ayudé a Moisés. Nunca te fallaré ni te abandonaré”. El consejo: “Nunca dejes de leer el libro de la Ley; estúdialo de día y de noche, y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas”.

En ocasiones nos encontramos a la víspera de aquel acontecimiento o situación que siempre hemos anhelado pero el sentimiento de frustración nuevamente se repite y la entrada al éxito se desvanece ante nuestros ojos. La oportunidad muchas veces se presenta por única vez y no sabemos aprovecharla o bien creemos que se dará más adelante. Allí es donde opera un sentido de profunda orfandad de Dios.

Frente a la batalla diaria que nos libra la vida es preciso revestirse de una armadura espiritual. Dios nos provee de ello pero a cambio nos pide fidelidad hacia su Palabra. Podremos haber sido escogidos y hasta preparados para determinado propósito pero al igual que en una balanza, una parte la debemos aportar nosotros. Como todo pacto o acuerdo que se vale de la sumatoria como mínimo de dos voluntades, los desafíos que nos presenta la vida se afrontan con el esfuerzo humano acompañado de la guía celestial.

Caminar en los propósitos de Dios habla de un corazón dispuesto a no servirse a sí mismo sino a ser un servidor permanente. En este punto hay que analizar la viudez, la orfandad. Muchos dicen: “siento que peleo solo mis batallas diarias”. La pregunta es ¿en qué medida estás siendo parte del propósito de Dios para tu vida?

Esta desorientación que opera en el campo individual la podemos trasladar a nivel país. Cada nación ha sido bautizada con propósitos y bendiciones específicas que la hace diferente al resto. La clase gobernante debe ser capaz de decodificar estos mensajes para constituirse en guía de todo un pueblo.

Ahora bien, cuando la misma dirigencia adolece de los vicios referidos en el orden privado y los replica en el orden público, el país resulta un navío sin timonel preparado. Está a la deriva. Nos referimos una vez más al mismo estado de orfandad generado por los hombres. Darle las espaldas al Creador implica dar por tierra y con ello finiquitado, el plan de Dios para nuestras vidas y nuestro país.

Tal vez se ignora que encauzarse tras su plan trae aparejado el cumplimiento de nuestro plan. Por algo la Palabra nos exhorta a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura.

Miramos el árbol y omitimos el bosque. El árbol del deseo personal, de la vanagloria, del poder, del dinero y así al infinito. Replegados en la ofensiva de nuestros intereses olvidamos que la realización del interés colectivo lleva ínsito la del interés particular.

Es tiempo de evaluar nuestro fuero interno. La promesa está. El consejo lo hemos omitido.

Buenos Aires, 7 de Septiembre de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral
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lunes, 1 de septiembre de 2008

Ajenidad hacia la cosa pública






Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.
Levítico 19:18

No preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer por tu país.
John F. Kennedy



Muchos jóvenes viven en una franja de comodidad activa. Cuestionan las oportunidades truncadas que les ofrece su patria enfrentando permanentemente el mundo de sus aspiraciones con el mundo de sus realizaciones.

“Este país no reconoce mis habilidades, no me da el lugar que merezco”. El problema radica en la búsqueda de plenitud individual a través del país en vez de ser para el país. La diferencia resulta sustancial al momento de ponderar el grado de compromiso con lo público.

Alarmante es el escenario que presenta la gran masa de la juventud a la hora de medir su interés por la cosa pública. En este sentido mucho han colaborado los partidos políticos en su contundente accionar por desplazar a los más jóvenes hacia el largo recorrido que los más vetustos han transitado.

Afirman que es preciso aguardar y adquirir experiencia para ser parte de un cuadro político. Claro que los años son enriquecedores pero no por ello se puede desechar el brío, la frescura y la inteligencia de los más jóvenes. Sumado a este argumento, la crisis profunda que atravesó nuestro sistema partidario otorgó una dosis considerable de apatía participativa.

Hoy por hoy si bien hay más jóvenes que antes en los distintos colores políticos, aún existe una franja abultada de quienes consideran a la política como el arte del negociado y la tajada fácil. Ahora bien, más allá de esta mirada lastimosa, existe detrás un estadio individual no resuelto. Arrancamos trazando un panorama de rendición de cuentas donde se crea una expectativa hacia lo que me reportaría el país a nivel personal. El punto crucial responde a la pregunta: ¿servir a la Argentina o servirse de la Argentina? ¿Cuánto estoy dispuesto a sacrificar de mi yo para construir con mi alter?

Émile Durkheim (1858-1917) analiza la relación entre el individuo y la sociedad. Es justamente el tipo de solidaridad lo que explica la forma en que los individuos se asocian entre sí. La solidaridad puede ser mecánica u orgánica. La mecánica se vincula con las formas más primitivas que operan en las comunidades donde existe escasa diferenciación entre los individuos ya que se construye a partir de semejanzas. La posibilidad de conflicto es mínima. Por su parte, la solidaridad orgánica -propia del industrialismo- es más compleja. Supone la diferenciación entre los individuos y como consecuencia la recurrencia de conflictos entre ellos que sólo pueden superarse a través de alguna autoridad exterior que fije los límites. Es la conciencia colectiva la autoridad externa de tipo moral, social y normativa que se presenta no como la sumatoria de las conciencias individuales, sino como algo exterior a cada individuo resumiendo el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de una sociedad. Esta conciencia modela al individuo evitando el caos y conllevando al orden. Ahora bien, teniendo en cuenta que la carencia de normas genera un estado de anomia asociado al proceso de individuación creciente, un dilema se hace presente: la conciliación entre la satisfacción de intereses individuales y el mantenimiento del orden social. El secreto para Alan Dawe es la integración a partir de una nueva moral cívica que regule la totalidad de la vida social. Se trata de un marco comunitario, social y moralmente adecuado al nuevo individualismo. Esta “individualidad genuinamente moral” se vincula con el funcionamiento en unidad que trae de por sí aparejado el bien común y con ello el bien de cada uno.

Si tenemos en cuenta que el individuo como tal recién se encuentra realizado en un marco social, entenderemos que servir al país trae como consecuencia el servirse a uno mismo. Aquí es donde debemos insertar la noción de política como el arte del beneficio al prójimo. Es una pena que muchos jóvenes aún no lo entiendan de esta manera. No comprenden que sus proyectos deben enmarcarse en un país distinto y, que para ello, es preciso su participación denodada hacia lo público y no tanto su desasosiego hacia lo privado. Sin mundo público no existe mundo privado. Porque todos y cada uno no vivimos en islotes incomunicados sino en una gran extensión que se llama Argentina.

Resignificar la política es tarea de todos, y mejorar la calidad institucional también. Aristóteles afirmaba que el hombre es un zoon politikon, un animal cívico, social, político por excelencia. Los problemas públicos nos conciernen a todos. Intentar estar marginados de ellos es de por sí una tarea infructuosa porque cada uno de nosotros estamos atravesados por una realidad cotidiana de la que no podemos ser indiferentes.


Buenos Aires, 1 de Septiembre de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral
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sábado, 16 de agosto de 2008

Retenidos en el vientre







Jesús dijo: “Os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”.
Juan 15:16


Cada uno de nosotros fuimos creados, escogidos y llamados para fructificar y producir. La producción está ligada a la generación de frutos. Cuando nos enfrentamos a aquella persona que no los da indudablemente está seca. Su trabajo resulta estéril.

Al momento de ser creados a la imagen y semejanza de Dios recibimos la tarea de fructificar y multiplicar. Producir es, de alguna manera, manifestar aquello que ha estado presente desde el momento de nuestra concepción, es decir, el don divino.

Lo cierto es que hemos sido bautizados desde antes de la formación en el vientre de nuestra madre con un talento específico. El desafío es descubrirlo y potenciarlo. Cuántos casos observamos hoy en día de jóvenes que comienzan una carrera universitaria y al tiempo la abandonan por no sentirse seguros de lo que eligieron. Cuántas personas aún no encontraron el propósito para el cual han sido creadas y bucean buscando su propio destino. El mayor precio que se paga es la pérdida de tiempo y con ello el hartazgo en la continuación de un proyecto. Seres inconclusos que divagan probando opciones, desviando metas, dejándose llevar por proyectos ajenos al talento propio.

Si lleváramos esto al plano de nuestra nación indudablemente debemos reconocer que cada estado soberano también cuenta con ciertas particularidades que lo distinguen del resto. Si se quiere podemos catalogarlas como bendiciones naturales. Argentina por su latitud goza de una variedad climática que le posibilita sembrar en el lugar menos pensado y esperar a cambio una cosecha inmejorable. Otros países tendrán características vinculadas al sector servicios, tecnología e industrias. La formación intelectual de muchos de nuestros científicos resulta codiciada por el extranjero al igual que la fertilidad de nuestras tierras; entonces, ¿qué nos pasa a nosotros que no lo valoramos? ¿Será que aún no hemos descubierto cuál es el potencial argentino?

Hemos visto en el conflicto con el campo que en vez de premiar a quienes producían más, se los castigaba. Aún hoy a nivel gubernamental no se ha trazado una política agropecuaria a mediano y largo plazo. Los gobiernos pasan y las políticas deberían permanecer. Pero en nuestro país la dirigencia considera más importante pasar a la historia con hechos individuales que con acontecimientos colectivos. Es preciso que nos destaquemos no por la inmediatez en la resolución de conflictos que en sí misma es importante, sino más bien por la previsibilidad en los mismos.

La habilidad para llevar adelante el trabajo de producción está completamente ligada a la manifestación de los dones y talentos naturales; para el caso de un país implica hacer uso de sus fuentes de riquezas para posicionarse estratégicamente por encima de sus competidores. Quizás, y lo más grave, no es que no sepamos cuáles son nuestros recursos específicos o cómo explotarlos sino que se antepone el interés individual del sujeto de turno al frente de un gobierno por encima del interés colectivo y nacional en pos del bienestar general. Aquí resaltamos la falla y la reincidencia que tiene nuestra dirigencia en perpetrar sus objetivos relegando las promesas de campaña para un futuro que nunca llegará a ser tal. ¿Tendríamos que pensar seriamente en implantar un voto de censura para evitar la espera hasta un fin de mandato a la hora de evaluar una gestión?

Asistimos a un escenario forjado por una historia paralela. Una historia signada por realidades contrapuestas. Por un lado nos jactamos de un superávit comercial abultado, una fortaleza en nuestras reservas inmejorable. Y, por el otro, el riego país está por las nubes, las inversiones internacionales brillan por su ausencia y sólo Venezuela nos presta dinero a un 15%.

En su Crónica de una muerte anunciada Gabriel García Márquez mezcla mito y realidad. Santiago Nasar era el único que no sabía que iba a ser asesinado. En su alrededor había olor a muerte pero él no lo percibía. Todo se enmarca en un realismo mágico que busca insertar lo extraordinario en la normalidad de lo cotidiano: imposibilidad de acceder al conocimiento de la verdad, violencia, fatalismo y honor utilizado como un implacable mecanismo de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden de la moral colectiva.

Los analistas internacionales encuadran a la Argentina como un problema analítico a la hora de trazar un estado de la cuestión. Es que internamente se respira un aire distinto al que flota afuera. Todos saben cómo terminará la crónica, menos Argentina. La pregunta es: ¿lo sabe nuestro gobierno? ¿Será que conoce por dónde pendula el maremagnum de catálogos internacionales y no puede modificarlo? ¿No puede o no quiere? ¿Existen compromisos ajenos al común denominador del enfoque ciudadano que nos impiden dar a luz una patria independiente?

El fruto retenido en el vientre siempre estuvo allí gestándose sigilosamente a la espera del grandioso nacimiento. El niño está a punto de nacer pero su madre no desea darlo a luz. Así está nuestra querida Argentina. El gobierno no se decide o bien lo hace equivocadamente.

Especulan los de afuera intentando dar respuesta a preguntas simples: ¿por qué no prospera Argentina con el capital natural que tiene? El mayor problema es la indecisión a la hora de tomar las riendas certeras para saltar la valla que nos catapulte al merecido éxito. Dar a luz no es sólo un hecho natural, también es un acto voluntario. ¿Faltará voluntad o acaso capacidad para el desenlace?

El mundo sabe de la benignidad de nuestro suelo, no entiende el actuar de los administradores, los empresarios no arriesgan sus capitales en inversiones. Es oportuno que el gobierno no desoiga estas posturas sino que arriesgue medidas que de una buena vez hagan nacer los cimientos vitales de una nueva Argentina.


Buenos Aires, 16 de Agosto de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral


Publicaciones:

Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#750, 17/08/08
Agencia NOVA, Opinión,
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_8_17&id=2260&id_tiponota=3, 17/08/08
Multimedios Prisma, Columnistas, www.multimediosprisma.com, 7/10/08

domingo, 3 de agosto de 2008

Volver al lugar original





Yo fui quien creó la tierra y la puso en su lugar.
Jeremías 33:2



La promesa de restauración es narrada a través de una parábola. El Alfarero divino tiene la capacidad de tomar entre sus manos el simple barro para transformarlo en vasija. Cada uno de nosotros fuimos creados con un propósito especial. Somos vasijas de barro con contenido diverso que, en las manos del Alfarero alcanzamos el grado de restauración necesario para afrontar con éxito la misión para la cual hemos sido escogidos.

Podemos trazar un paralelo con el versículo bíblico y las instituciones políticas de nuestro país asemejándolas a vasijas con propósitos diferenciados.

El Congreso de la Nación cumple un rol trascendental que va desde el contralor interpoderes, el trazado de macropolíticas hasta la representación de minorías. En este sentido, el Parlamento constituye una pieza clave en el seno de todo sistema republicano.

Siempre que uno de los poderes alcanza un protagonismo inusitado por encima del resto, la República como tal entra en una etapa sombría en que las prerrogativas propios de cada institución brillan por su ausencia toda vez que sufren una especie de “desplazamiento no deseado”.

En este contexto venía desarrollándose la República raquítica de nuestro país. Una República ficticia, meramente formal que ha logrado coronar a nuestra Constitución Nacional como una mera “tira de papeles” cargada de proclamas añoradas.

¿Qué cambió hoy por hoy en el escenario político? La respuesta la aporta una sola palabra: la RESTAURACIÓN del Congreso de la Nación. Restaurar implica volver al principio original, a la posición de dominio en el sentido de poder y autoridad institucional.

El recupero mediático y con ello la medición de la imagen positiva del Parlamento se logró a costa de una serie de conflictos que colocaron en tela de juicio la credibilidad del Ejecutivo a la hora de gestionar políticas nacionales. La ausencia de un panorama claro en torno a la tan mentada división de poderes que ha desplegado ríos de tinta, viene siendo cuestionada desde 2005. Lo cierto es que en un principio muchos argentinos toleraron ciertos avances del Ejecutivo sobre el resto de los poderes en pos de colaborar, con su inacción obsecuente, a la mentada gobernabilidad del país. De esta manera logró coronarse una forma de hacer política bastante caudillesca y personalista en la que quienes pensaban diferente terminaban atrapados bajo la lógica amicus-inimicus.

Hoy nuestro Parlamento juega de otra manera, no gracias a los mismos ciudadanos que de un día para otro modificaron su cosmovisión sobre la jugada política sino más bien, llegaron a esa instancia precipitadamente. Es decir, lejos de tratarse de un efecto deseado, el conflicto los movió a una instancia de cuestionamiento con el peso suficiente como para alterar las reglas de juego. En este sentido, la batalla que se libró por la apropiación de la noción de Nación en el conflicto que encontró enfrentados al Gobierno y al campo resultó decisiva. Tuvo que llegarse a una escalada tal de violencia simbólica discursiva que el Ejecutivo coadyuvó a reposicionar al Legislativo en un pedestal que había perdido gracias al avasallamiento fragante de sus facultades.

Antes las decisiones eran meramente unilaterales; ahora, recién ahora, podemos hablar de una tríada genuina en el esquema de división de poderes.

El conflicto con el campo abrió la senda para el tratamiento de una política integral agropecuaria tan postergada en nuestro país. Detrás del esquema de retenciones móviles se colocó en el tapete mediático una reforma tributaria que elimine la regresividad del IVA como impuesto indirecto que grava al consumo de todos por igual; la modificación del impuesto a las ganancias y, por sobre todas las cosas, el trazado de políticas federales que analicen seriamente los niveles de coparticipaciones actuales. Sumado a ello se configuró en el imaginario social el rol decisivo del campo argentino para el crecimiento económico y estratégico de nuestro país. El mismo Brasil aprovechó el río revuelto para autolanzarse como granero del mundo de cara a un futuro mediato.

El ciego del partido terminó knockout y hoy si bien toma decisiones fundamentales, se cuida de enviarlas al Parlamento. Algo cambió. El Congreso tratará la reestatización de Aerolíneas y la movilidad jubilatoria. Ambos proyectos de iniciativa del propio Gobierno resultan hoy cuestionados por ciertos sectores de la oposición. Lo enriquecedor es el estudio y debate profundo que se debe encarar en las próximas sesiones. En este sentido, hablar de un recinto sesgado por el ostracismo redefine la noción de República peyorativamente. Tanto el excesivo protagonismo del Ejecutivo como la ausencia de compromiso del Legislativo son dos caras de una misma moneda. Resultan por igual perniciosas para el funcionamiento de nuestras instituciones.

Sin duda sociedad y medios de comunicación resultaron claves para el reposicionameinto del Congreso. Con una mayoría automática en ambas cámaras, el Ejecutivo no se esperaría jamás una contraofensiva.

Un pueblo puede llegar a tumbar un gobierno. Nuestro país lo vivió con De la Rúa. El descontento popular o el apoyo total a un sector determinado son dos enemigos de los que el Gobierno teme. Por ello frente al acto inaugural de La Rural era necesaria una conferencia de prensa abierta como nunca antes se dio en la historia de este gobierno. ¿Es tanta la fuerza que tiene el campo, lo que lleva insito o es mayor el temor del Gobierno? Claro que la legitimidad de su accionar resultó cuestionada; por eso la batalla se libra en los medios. El lugar donde se pierde o se gana confianza. El lugar donde se destruye o construye poder. El mismo Parlamento con las sesiones televisadas logró con éxito una positiva decodificación de su mensaje de parte de la ciudadanía. Un mensaje signado por posiciones ideológicas bien definidas y un trabajo profundo sobre qué modelo de país pretende alcanzar.

Pese a ello, aún falta un largo camino por recorrer. Quien está bajo la lupa es el mismo Congreso. La ciudadanía observa sigilosamente el nivel de compromiso con el trabajo parlamentario. Durante mucho tiempo se lo tildó de mera Escribanía General del Gobierno. Este es SU momento histórico para conservar y enriquecer el lugar que cedió el mismo Ejecutivo siendo legislador, ejecutor y juez a la vez.

Es preciso considerar además que detrás de toda restauración existe un precio que pagar y todo precio implica un sacrificio a afrontar. Para nuestro Parlamento y, especialmente para aquellos legisladores oficialistas que heroicamente se opusieron al modelo gubernamental, la firmeza en sus convicciones es el único camino exitoso para la construcción de alternativas superadoras a la visión unidimensional del Ejecutivo.

La ética de las convicciones por encima de la ética de los intereses es la que debe prevalecer. No dejarse engañar por los placeres momentáneos del poder de turno sino construir sobre basamentos sólidos que ponderen intereses públicos por sobre los privados.

Buenos Aires, 3 de Agosto de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral




Publicaciones
Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#727, 4/08/08
Agencia NOVA, Opinión,
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_8_4&id=1788&id_tiponota=3, 4/08/08
Multimedios Prisma, Columnistas,
www.multimediosprisma.com, 7/08/08
Notiar, Opinión,
www.notiar.com.ar, 8/08/08

sábado, 5 de julio de 2008

¿Conversión voluntaria o involuntaria?





Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
Jeremías 15:19



Convertirse al otro es transformarse. Dejar de ser uno mismo para adoptar las formas y los signos de un tercero. Implica la pérdida de identidad, de la propia esencia en las convicciones. Esa extrañación hacia el mundo de mis principios y cosmovisiones deja el espacio necesario para que el “otro” ingrese a mi fuero más íntimo, el interior.

Cuando un legislador llega a una banca, deja de ser él mismo, se debe completamente al genuino soberano, el pueblo. Allí está la lealtad, no en la base partidaria.

En términos jurídicos un acto es voluntario cuando existe discernimiento, intención y libertad. Ahora bien, la votación para ratificar la Res. 125, ¿no fue acaso un acto viciado? ¿No ha sido distorsionado en su consentimiento? ¿Podrá en este contexto ser atacado de invalidez? Aquí no vale la justificación de la disciplina partidaria.

Hoy por hoy, los pactos ya no se entablan entre gobernantes y gobernados tal como debería ser en todo el sistema democrático, sino más bien entre recaudadores de impuestos y beneficiarios paupérrimos de dicha dependencia.

Mamón, dios del dinero ha corrompido la esencia de la transparencia en nuestras instituciones y funcionarios. ¿Será que el sector gobernante se ha erigido en una casta social ávida de poder y figuración que no permite voces contrarias a su pensiero?

Platón concebía al filósofo-gobernante como un estrato social ubicado más allá de las pasiones deshonestas del propio poder. Íntimamente involucrado con la justicia, la virtud de todas las virtudes.

Argentina se ha tornado en un “estudio de caso” para el extranjero. Sus riquezas económicas sumadas a la bonanza internacional para los commodities no explican el desventurado proceso por el cual transita. La única respuesta está en la falla de los gobernantes. Aquellos que aún no han sabido dilucidar entre los intereses públicos y los privados.

Bajo la Teoría pura del Derecho, el iuspositivista austriaco Hans Kelsen (1881-1973) aborda el sistema de validez jurídico. Una norma es válida siempre que se funde en una anterior que también lo sea. En el caso en cuestión, observamos los numerosos ataques de inconstitucionalidad que ha recibido la Res. 125 por ende, la ley que emane del Parlamento adolecerá de invalidez de origen.

Nuestro país tiene un control de constitucionalidad a posteriori es decir, una vez sancionada una norma, sólo una acción de inconstitucionalidad permite cuestionar su validez. En cambio Francia goza de un control a priori a través del Consejo Constitucional. Así la reforma constitucional de 1974 otorgó un rol preponderante al Parlamento al punto que los proyectos de ley girados por el Gobierno al Congreso podrían ser deferidos al Consejo Constitucional de ser considerada dudosa su convivencia con la norma fundamental. De esta manera, si la ley “no pasa el examen” nunca sería promulgada.

Extrapolando esta situación a nuestro país, con 122 votos en contra de las retenciones móviles nuestro Congreso podría perfectamente haber sometido dicho proyecto de ley a un control de constitucionalidad previo. Se evitaría la dilación temporal. Esperar que se expida el Senado para que luego las entidades agrarias lleven la causa a la CSJN es sin duda, un atentado a la economía procesal.

La rendición de cuentas no debe operar entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo sino más bien entre el Legislativo y el pueblo. Lo que ha de existir entre los tres poderes es, conforme a la teoría de check and balances de Karl Loewenstein (1891-1973), un contralor. Ese sistema de vigilancia permanente es el que permite un funcionamiento coherente de nuestra República. En este marco se expidió la misma Corte Suprema de Justicia de la Nación, órgano máximo de control de constitucionalidad que tiene nuestro país. Pero lamentablemente el Ejecutivo gobierna en la “isla utopía”.

En este contexto, ignorar la responsabilidad que le compete a los mismos legisladores que la aprueben es desmentir el principio jurídico que reza: “a mayor conocimiento y probidad, mayor responsabilidad”. Sería necesario el cumplimiento del Código de Ética de la Función Pública que en su Art. 13 estipula: “…El funcionario público debe hacer un esfuerzo honesto para cumplir con sus deberes. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupa…, mayor es su responsabilidad para el cumplimiento de las disposiciones de este Código”.

Estamos ante la figura máxima de representatividad del pueblo, cual es, “el legislador”. Sobre él debe recaer la responsabilidad en forma absoluta por la gravitación que el nacimiento de la ley trae aparejada sobre sus representados.

Al momento de votar es preciso que no opere una conversión según el espíritu del partido oficialista sino que la voz del legislador sea la del espíritu del pueblo.

Buenos Aires, 5 de Julio de 2008.



Publicaciones
New Politic, http://www.newpolitic.com.ar, 7/07/08
Agencia NOVA, Opinión,
http://www.novacolombia.info/nota.asp?n=2008_7_7&id=764&id_tiponota=3, 7/07/08
Ancaloo, San Gregorio, Santa Fé, Columnistas,
http://www.ancaloo.com.ar/nota.asp?idnota=3105, 10/07/08
Multimedios Prisma, Columnistas,
www.multimediosprisma.com, 21/07/08

viernes, 23 de mayo de 2008

Privatismo Público y Privado






Alguien grita en el desierto: Prepárenle el camino al Señor.
¡Ábranle paso! ¡Que no encuentre estorbos!
Mateo 3:3



Han pasado poco más de cinco meses desde la asunción del nuevo Gobierno. Lo cierto es que el barco ya no navega como antes. Proa al viento encierra una serie de conjeturas que dan cuenta de la fragilidad en la imagen presidencial.

Los cuestionamientos vienen suscitándose desde 2003 pero la oleada de crisis recurrente ha colocado en tela de juicio la idoneidad del servidor público a la hora de enfrentar la escalada de voces que se alzan en medio de un maremagnun de demandas crecientes.

La crisis energética, la inflación real, nuevos pobres y nuevos ricos, la coparticipación federal, la debilidad institucional del Congreso, la injerencia del Ejecutivo en el Poder Judicial y en fin, el quiebre de los frenos y contrapesos en materia de contralor institucional son algunos de los temas que circulan paradójicamente en la agenda mediática, no así en la gubernamental. Aquí cabe hacer un parate para preguntarse si todo aquello que permanecía etéreo, suspendido en una atmósfera de condicionamientos, emergió con un sector que pasaba desapercibido por todos: el campo.

Sin lugar a dudas el hombre agropecuario logró erigirse en estos últimos tiempos en un Juan el Bautista como una voz que clama en el desierto. No por cierto la venida del Salvador pero sí la de una salvación colectiva: emerger de la ceguera sistémica.

Jürgen Habermas concibe la noción de crisis asociándola con la Teoría de Sistemas. “Las crisis surgen cuando la estructura de un sistema de sociedad admite menos posibilidades de resolver problemas que las requeridas para su conservación…son perturbaciones que atacan la integración sistémica”. Amenazan aquello que está en juego: la integración social. La base de consenso está tan dañada al punto tal de tornar a la sociedad en anómica. Los miembros de la sociedad sienten amenazada su identidad social. Esta crisis de identidad está ligada a los problemas de autogobierno. Frente a ello el Estado se ve obligado a amortiguar los efectos sistémicos producidos por el sistema económico a través de medidas compensatorias (incentivos, subsidios) para evitar el levantamiento de masas que cuestionaría el principio de organización conllevando a una crisis de identidad.

El Estado funciona como un mecanismo regulador del mercado manteniendo la crisis en estado latente, contenido. Así, cuando los sistemas no pueden contener los problemas que atacan su supervivencia, pierden la capacidad de control dando origen a una crisis sistémica. Ahora bien, en el afán de resolver el problema, las crisis sistémicas pueden desplazarse a otro sistema. De esta manera, el Gobierno evita la pérdida de lealtad difusa de masas.

Hoy por hoy, el Ejecutivo da señales contundentes de una incapacidad creciente para dar cuenta de los inputs traducidos en demandas sociales generando en consecuencia una crisis de racionalidad que opera bajo el ropaje de crisis sistémica del Estado.

¿Cómo hacer para que esa crisis no se convierta en crisis de lealtad de masas? Entre los mecanismos podemos mencionar: a- la capacidad del sistema político-organizativo de operar sobre aquellos sectores que tiene mayor grado de conflictividad social y b- el privatismo público. Este último es la denominada “democracia formal”, vale decir, reducir a una mínima expresión (voto) la participación de los sectores populares formalizándose así la política y restando participación. El privatismo público es alentado por el Estado en la práctica del ocio y el consumo acentuando la individuación creando intereses individuales y no políticos.

El Gobierno ha adoptado la segunda opción: el PRIVATISMO PÚBLICO. Enfrentar al campo con el resto de los argentinos como si el primero no lo fuese encierra una maquinación inventiva de intereses individuales ficticios. El otro, el campo VS nosotros, el pueblo. Intereses sectoriales VS intereses nacionales. ¿Corporativismo privado VS corporativismo público? La lucha fundamental es una: la apropiación de la renta. Pero, la diferencia también es una: renta propia y renta ajena. Es decir mientras el campo brega por recuperar lo propio, el Gobierno lo hace por manejar lo ajeno. Aquí no se discute el rol regulador y distribucionista. Sí cómo y a quiénes se reparte ese ingreso. No existe una explicación racional compatible entre el caudal electoral cosechado en 2007 y la imagen actual en picada.

Noción de Nación



Otro de los ejes que se encuentra detrás del conflicto con la consecuente caída de imagen positiva del Gobierno es cómo se concibe la Nación. La puja discursiva se plasma en torno a resolver el interrogante: ¿dónde está verdaderamente la Nación?, ¿en el Gobierno o en el campo? A lo largo de estos días hemos visto la apelación a los “argentinos” que se configuran como un “nosotros clase trabajadora”. Así el campo se autoposiciona como símbolo de argentinidad por el hecho de constituirse en el proveedor económico que permitió al país emerger de la crisis en que estaba. En este sentido Theodor Adorno (1903-1969) en su escrito “¿Qué es alemán?” propone al campesinado como el alemán auténtico por estar conectado con la tierra, alejado de la intelectualización de la vida cotidiana.

La relación estrecha entre el campo y la autenticidad argentina encuentra su raigambre en el origen mítico del gaucho. Podemos trazar un vínculo con el modelo agroexportador que sin duda prevalece hoy en nuestra economía.

El agropecuario se autodefine como la “base del ser nacional”. El Gobierno hace hincapié en el “ser sectorial”. Lo que está en juego una vez más es el “ser economicus”. En ambas partes debe replantearse el encono hacia una postura radicalizada.

Es preciso ceder para ganar, morir al “yo individual” para que nazca el “yo colectivo”. Sólo de esa manera habrá SALVACIÓN para todos. La crisis de la República se habrá zanjeado y la noción de Nación dejará de ser bipolar para pasar a ser un identitario único.

Buenos Aires, 23 de Mayo de 2008.


Publicaciones:
Más que noticias. Periodismo Digital, http://www.masquenoticias.com.ar/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=1311624, 24/05/08
Crónica y Análisis, Periódico On Line,
http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp, 24/05/08
La Caja de Pandora de Malú Kikuchi,
http://www.lacajadepandoraonline.com/Notas2/42.html, 24/05/08
Agencia NOVA, Análisis,
http://www.novanoticias.com.ar/nota.asp?n=2008_5_26&id=51147&id_tiponota=3, 26/05/08
ElPais.com, La Comunidad,
http://lacomunidad.elpais.com/radiomiami-us/posts, 27/05/08
Revista La Tecla, Informe. Edición impresa Nro. 260. Jueves 29 de Mayo de 2008
http://www.latecla.info/v8/latecla/index.php?page=revistas.verrevista&id=261&id_nota=11724&phpsessid=mcp4sor5cji6r0q345ce6er712

domingo, 4 de mayo de 2008

Música. No Discursos






¡No hay nada más bello ni más agradable que ver a los hermanos
vivir juntos y en armonía!
Salmo 133:1


Podemos trazar un paralelo entre la pasividad, el exceso de circunspección del Hamlet de Shakespeare y el Príncipe moderno de hoy, el Gobierno en el conflicto con el campo.

A diferencia de lo recomendado por Maquiavelo, en medio de lo azaroso, lo incierto y contingente, el Príncipe no actúa. ¿Por qué? Sin duda, el espíritu de Hamlet se vio atravesado por la impotencia. Quizás enfrentar la muerte de su padre era una misión demasiado pesada para él. Se le podría atribuir a esa ineptitud un exceso de sensibilidad, de escepticismo, incluso de actividad intelectual. Sin embargo Nietzsche analiza la vacilación en el personaje principal asociándola al carácter atroz de la verdad.

En ciertas ocasiones enfrentarse a la verdad produce parálisis. Para Hamlet actuar significaba asesinar a una persona, su tío Claudio, rey y marido de su madre. Encerraba en sí un dilema doble. Por un lado, no puede incumplir el mandato de su padre de vengar su muerte. Vive en un mundo atravesado por la “moral de la honra”, la “ética de la venganza”. Pero, por el otro, no puede acatar esa orden atroz porque lo convertiría en aquello que quiere destruir: un criminal. Esa es la tragedia de Hamlet.

La tragedia es un instrumento útil para pensar la política bajo un mismo paraguas que alberga conflicto y fragilidad. Un mismo escenario que enfrenta valores y acción. Las decisiones del Príncipe oscilan bajo el péndulo de la fortuna y la virtud. De la fortuna sólo dependen la mitad de nuestras acciones, a nosotros nos queda dirigir la otra mitad. Para Maquiavelo el problema es dilucidar a cuál acogerse conforme a las circunstancias. Hay tiempos que reclaman prudencia y circunspección; otros que exigen audacia y ferocidad. La imposibilidad de trazar reglas infalibles es justamente lo que torna a la política en un arte incierto y temerario en términos maquiavélicos. Una de sus frases más conocidas reza que ante la duda “es mejor ser atrevido que circunspecto, porque la fortuna es mujer y, para tenerla dominada, es preciso tratarla sin miramientos, demostrando la experiencia que la vence quien la obliga, no quien la respeta”. Así, el Príncipe ante lo desconocido debe actuar, tomar el toro por las astas, desafiar a la fortuna sometiéndola. He aquí el carácter trágico de la política. Aún haciendo uso de la virtud (no designando precisamente un valor moral sino mas bien una capacidad para lidiar con el destino), el margen de error puede existir. La “otra mitad” de las acciones se encuentran bajo los dominios de la fortuna.

Ahora bien, ¿qué le sucede al Príncipe de hoy? ¿Por qué la inacción del Gobierno frente al conflicto con el campo? ¿Bajo qué lenguaje debemos decodificar las señales de “avances en las negociaciones”?

La política como tal existe porque las palabras no tienen significados únicos. De hecho el conflicto medular en Hamlet pasa por resignificar el crimen de su padre.

Una de las diferencias sustanciales entre la tragedia antigua en autores como Esquilo y Sófocles con la tragedia ática, cómica o nueva shakespeareana es el pasaje entre el uso de la música al uso de las palabras. En la antigüedad el coro cobraba un papel protagónico. No representaba a una multitud sino a un enorme individuo. La música coral unísona de los griegos ofrecía una impronta especial que guiaba el lenguaje y el gesto en el escenario. Más tarde, la dialéctica se impondría a la melodía. Lo esencial para la comedia ática sería la presencia de intrigas bajo el foco del drama y la acción. Ya no se apreciaría el “arte total”: la hermandad entre poesía y arte musical, sencillez y riqueza en la expresión rítmica. Se observaría todo por separado.

El pasaje de la música a las palabras; de la unicidad a la multiplicidad de apreciaciones da cuenta de la efectividad en cada una de ellas. La música puede trocar pasión por compasión. La palabra sólo puede hacerlo con rodeos. Para Nietzsche “…la palabra actúa primero sobre el mundo conceptual, y sólo a partir de él lo hace el sentimiento… En cambio, la música toca directamente el corazón, puesto que es el verdadero lenguaje universal que en todas partes de comprende”.

Cuando hablamos de música nos referimos a la pluralidad de sonidos que se aprecian como un todo homogéneo: una melodía. Los discursos hirientes de ambas partes, tanto Gobierno como campo llevan el grado de desacuerdo a una escalada tal que es imposible decodificar una cosmovisión universal que ponga fin al desentendimiento mutuo. Así como el coro de la tragedia antigua griega sonaba como un enorme hombre, de esa forma es como debería conciliarse una solución al enfrentamiento retrógrado. No se trata de “un sector” sino de un modelo de crecimiento económico necesario para todos los argentinos. Estigmatizar al campo como un símbolo de corporativismo que brega por sus intereses habla de un profundo grado de irracionalidad política.

En otro orden la inacción hamletiana colocan al Gobierno en el pedestal que indica no estar a la altura de las circunstancias. ¿Será que la inoperancia esconde el temor a deslegitimar su mandato?

Buenos Aires, 4 de Mayo de 2008.


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domingo, 20 de abril de 2008

Cuando la omisión se torna en comisión






Creó al hombre y a la mujer, y les dio esta bendición:
Quiero que llenen la tierra y la pongan bajo su dominio.
Génesis 1:27-28



Dios nos entregó la tierra para que hagamos posesión de ella. Esa dación implica cuidado, no destrucción. Juan Pablo II expresó en la Jornada Mundial de la Paz (1/01/90): "La crisis ecológica es un problema moral".

Lo cierto es que nuestro país en términos jurídicos incorporó con la reforma de 1994 uno de los derechos de tercera generación: el ambiental. El Art. 41 reza: "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales".

Ahora bien, ¿frente a qué fenómeno nos encontramos a la hora de determinar responsabilidades por la constante emisión de humo? Organizaciones ecologistas de Rosario y Paraná aseveran que el avance de la soja ha desplazado pasturas y la zona de islas del Delta del Paraná se ha convertido en una región ganadera. Se afirma además que en el caso de Entre Ríos, el mismo Gobierno contribuyó a modificar el uso de humedales a través de la promoción del Régimen de Arrendamiento de Islas Fiscales sin medir el impacto ambiental. En diciembre de 2004 la Cámara de Diputados provincial sanciona la Ley 9603. El Art. 4 prescribe: "Los predios arrendados deberán destinarse al desarrollo de actividades ganaderas, apícolas y/o aquellos propios de proyectos de inversión para la prestación de servicios turísticos quedando prohibido el uso para la explotación agrícola intensiva que requiera la aplicación de agroquímicos o plaguicidas".

Por su parte la Ley provincial 9291 determina pautas para la quema. El Art. 14 expresa: "La destrucción de vegetación en terrenos rurales mediante el uso del fuego, sólo podrá hacerse en forma de Quemas Controladas, de acuerdo a las condiciones y requisitos establecidos en el Plan de Quema o Calendario Anual que establecerá la Autoridad de Aplicación…" y el Art. 15 reza: "Únicamente se podrá hacer uso del fuego en terrenos rurales mediante quemas controladas cuando se persiga… eliminación de residuos forestales; eliminación de rastrojos; limpieza de terrenos agrícolas o ganaderos con material leñoso para destinarlos a cultivos agropecuarios o forestales; eliminación de cualquier vegetación cuando se trate de construir, limpiar vías de comunicación, canales, cercas divisorias, etc.; limpieza de terrenos forestales que deben habilitarse para cultivos agropecuarios con fines silviculturales; control de enfermedades plagas; erradicación de especies consideradas perjudiciales". Pese a ello la situación es diversa en la zona de islas fiscales. Por contratos suscriptos entre la provincia de Entre Ríos y los arrendatarios está expresamente prohibido el desmonte, tala o quema de pastizales y todo tipo de forestación.

El interrogante surge a la hora de establecer responsables. ¿No deberían las autoridades detectar quiénes son los negligentes para rescindirles el contrato? Existen sin duda responsabilidades compartidas entre el concesionario de la autopista por la mala prestación del servicio, el Gobierno de Entre Ríos por la falta de control sobre el uso del fuego en las islas y el arrendatario del campo por las prácticas prohibidas.

Entre las propuestas de las organizaciones ecologistas está aquella que brega por una reformulación integral del proceso de arrendamiento de islas públicas en Entre Ríos a los fines de evaluar el potencial impacto ambiental conforme lo regula la Ley General del Ambiente Nº 25675. Además se busca la recategorización a nivel provincial de la zona de humedales actualmente declarada área natural protegida por ordenanza municipal de Victoria. La Ley provincial 8967 la define en su Art. 2 como "…todo espacio físico que siendo de interés científico, educativo y cultural por sus bellezas paisajísticas y sus riquezas de fauna y flora autóctonas, son objeto de especial protección y conservación, limitándose la libre intervención humana a fin de asegurar la existencia de sus elementos naturales a perpetuidad". El proyecto de ley de la Cámara entrerriana prevé dicha medida a los fines de incorporar ese ecosistema al Sistema Nacional de Áreas Protegidas por la Ley 22351.

Es preciso de todas maneras mirar cada una de las caras del prisma. La Presidenta ha dicho: "Los 297 focos son intencionales". Algunos testimonios de propietarios aseveran que ni siquiera conocen sus campos y que se trata de tierras heredadas. ¿Puede un Gobierno pensar en la mala fe? ¿Puede obrar de mala fe?

Aún no se establecieron quiénes son los responsables pero existe sin lugar a dudas una responsabilidad esencial del Estado: la vigilancia. Controlar, por el hecho de ser el mismo poder de policía constituye un rol ineludible de la Administración Pública como lo es el de velar por el bienestar general de la ciudadanía. Excusarse en la negligencia de un tercero habla de la inoperancia del funcionariado público.

Un ejemplo a tomar en cuenta es la Ley de Responsabilidad Medioambiental de España sancionada en octubre de 2007. Allí se determina la obligación de los operadores en prevenir, evitar y reparar los daños medioambientales, según lo establece el artículo 45 de la Constitución de ese país, consagrando el principio "quien contamina repara", en línea con la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo. El operador es toda persona física o jurídica, pública o privada, que desempeña una actividad económica o profesional o que la controla o tiene un poder determinante sobre su funcionamiento técnico.

En nuestro Derecho la relación Estado y protección ambiental se encuentra normada en el Preámbulo de la Constitución Argentina al mencionar "promover el bienestar general", en el Art. 41, en las atribuciones otorgadas al Congreso Nacional y en las normas constitucionales provinciales.

El punto clave es cómo se ejercen los cargos o empleos públicos. En muchos casos con total irresponsabilidad e impericia. La Carta Magna prescribe en su Art. 16 la idoneidad. Con lo cual el accionar irregular de algunos funcionarios y el daño que causan en su consecuencia, no está exento de responsabilidad. Así el Código Civil en el Art. 1112 expresamente regula la responsabilidad: "Los hechos y las omisiones de los funcionarios en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son comprendidos en las disposiciones de este título". Hablamos de la responsabilidad civil derivada de los actos ilícitos que no son delitos cuando se encuentra ausente el dolo o intención. Existe la obligación de resarcir el daño, de indemnizarlo. Esta norma es aplicable también a los funcionarios públicos. Amén de ello deberá soportar mayores consecuencias quien tenga un mayor deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas conforme al Art. 902 Cód. Civ.

Cuando hablamos de cumplir de manera irregular una función como es la de controlar, nos enfrentamos a una responsabilidad del Estado por hechos omisivos. Se trata de ciertos hechos que adolecen de la acción debida cuando las circunstancias lo requieren. El Estado omitió llevar a cabo lo que el deber jurídico le imponía.

Marienhoff explica al abordar la responsabilidad del Estado la necesidad de recurrir a normas analógicas, principios generales del derecho y contenidos del derecho privado frente al vacío de normas en el derecho público. En este sentido, el Art. 1074 Cód. Civ. menciona la responsabilidad por omisión en tanto exista una disposición de la ley que le imponga la obligación de cumplir el hecho omitido. Sin embargo dicho autor amplía el campo de responsabilidad. No sólo es responsable cuando se atenta contra lo que prescribe la ley, sino cuando existe obligación jurídica de obrar. Esa obligación ya no la consagra únicamente la ley sino la misma razón. Son aquellas normas morales, principios éticos que justamente NO esperan del gobernante una lavada de manos al estilo Poncio Pilato, sino por el contrario, un compromiso y responsabilidad aún mayor por el hecho de dirigir los destinos de una Nación.

Ya no se trata de la mera cuestión fáctica del humo sino de la esencia misma sobre la cual descansa la MORAL PÚBLICA. Allí se asienta el enorme edificio de la República. La responsabilidad de los funcionarios hace, en este orden, al ley motiv del sistema republicano por estar obligados a servir al pueblo que los ha elegido o indirectamente nombrado; cuánto más si su mantenimiento corre a costas de la comunidad en su conjunto. En este sentido es inadmisible que la noción de servicio activo se trastrueque por la de omisión activa. Aquí la omisión se torna en comisión.

Todos, absolutamente todos, debemos velar por un ambiente sano con una ética ciudadana en mayúsculas que responsabilice tanto a gobernantes como a gobernados.

Buenos Aires, 20 de Abril de 2008.





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domingo, 13 de abril de 2008

¿Es posible hacer política sin dinero?






No hagas de las riquezas tu única meta en la vida, pues son como las águilas;
abren las alas y salen volando.
Proverbios 23:4-5



El entramado de relaciones que atraviesa hoy el tejido político da cuenta de la dificultad a la hora de establecer definiciones claras.

El Malestar en la Cultura de Sigmund Freud (1856-1939), plantea que en toda comunidad humanitaria y en toda cultura existen vínculos libidinosos que la conforman y sostienen. Vínculos de amor que reprimen los instintos de muerte y destrucción de las personas. La cultura tiene la capacidad de establecer conceptos que señalan determinados parámetros esperados de acción en los individuos. En cierta manera tiene también la osadía de construir al “otro” como un tercero ajeno al campo propio. Ese alter puede traducirse en inimicus. El “afuera” determina el marco de lo que está “adentro”. Esto se resume en la continua creación de enemigos externos.

A su vez podemos decir que esos vínculos son los necesarios para la consolidación de un gobierno. Ahora bien, ¿qué sucede cuando la construcción de lazos libidinosos hacia adentro y destructivos hacia fuera se monta en pos del dinero? ¿Qué impacto tiene en la política el rol decisivo de acumular dinero independientemente de los fines? La pregunta encierra varios pareceres, el hecho es determinar cuáles son los medios utilizados en pos de tal empresa.

La concentración de poder en ciertas ocasiones es funcional a la concentración monetaria. ¿Qué resultados puede generar la conservación desmesurada de hegemonía a los fines de acrecentar recursos materiales? Por más que la prosecución de determinados fines sea en sí misma una tarea loable es preciso indagar en los medios. ¿Es realmente más lo que se gana que aquello que se pierde?

Se corrompe la esencia de la política cuando el dinero la atraviesa en todos sus frentes arrasando con sus agentes imbuidos de lógicas perversas. ¿Qué pues orienta al actor en su accionar?

Max Weber (1864-1920) establece tres tipos ideales de acción que los traduce en tipologías de orden social. Entre ellos aborda la acción racional con arreglo a fines donde detrás existe la noción de calculabilidad a partir de la acumulación. El ingreso a la modernidad se caracteriza por la presencia de una racionalización creciente. Nace un nuevo sector social: el funcionariado. Un nuevo fenómeno se instituye como forma de dominación social estable y legal: la burocracia. Basada en normas, criterios técnicos de eficiencia y mecanismos propios se erige a sí misma como un tipo de saber que da poder. Supone un saber especializado que se negocia en el mercado. El problema nace cuando esa burocracia adquiere para sí un modus operandi bajo una lógica funcional a su reproducción que logra con éxito desplazar a la política. Estamos en presencia de una jaula de hierro traducida en dominación burocrático-legal. El elemento subjetivo cual es la creencia en la legitimidad del orden y el objetivo, la presencia de burocracia y normas positivas constituyen el andamiaje de esta gran jaula de hierro. Dominadores y dominados. El dinero es simplemente un instrumento en la política. Cuando es el instrumento de la política indudablemente la maquinaria nociva del poder acaparó la escena. El juego de lealtades e influencias opera en el campo de lo simbólico materializándose en dependencias recíprocas y pactos oscuros.

Los subsidios pueden ser leídos como una más de las tantas caras del prisma aglutinador de poder. Construir normas paralelas alejadas de las constitucionales que asignen otra explicación al elevado porcentaje confiscatorio de las retenciones sin duda ofrece un espacio considerable para la reflexión. Aquí es donde la política debe ser revitalizada para que opere el pasaje de la acción racional con arreglos a fines a una acción con arreglo a valores. Principios que dejen de lado prácticas tradicionales de aglutinamiento de poder económico para fines personales. Desgraciadamente se corroe la esencia pura de la política. Aquel arte del beneficio al prójimo. Los agentes que operan en dicha red de poder son discapacitados en términos cívicos.

Podemos ver a intendentes y gobernadores atrapados en una lógica que operacionaliza la noción “dinero”. Los estados provinciales, ¿se conducen bajo la acción deseada o bajo la acción esperada? Claro que el manejo de los fondos que centraliza el Estado Nacional coloca al minusválido Interior en una dependencia constante. Debe actuar conforme a lo solicitado traicionando quizás su lealtad con el genuino soberano: el pueblo. Allí triunfa la acción racional con arreglo a fines por encima de la acción racional con arreglo a valores.

¿Se trata entonces de indagar dónde está el nido de corrupción? Indudablemente el hombre ha puesto su corazón en las riquezas de este mundo olvidando que lo más importantes es invisible a los ojos: aquello que no perece.

Buenos Aires, 13 de Abril de 2008.


Publicaciones:
Nuevo Encuentro, http://www.nuevoencuentro.com/modules.php?name=News&file=article&sid=5730, 14/04/08
Agencia NOVA, Análisis,
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_4_15&id=49870&id_tiponota=3, 15/04/08
Diario UNO de Mendoza, Opinión. Edición impresa. Domingo 4 de Mayo de 2008
http://edimpresa.diariouno.net.ar/2008/05/04/nota179971.html

domingo, 6 de abril de 2008

La unión hace a la fuerza




Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes que los demás.
Romanos 12:16



Cuenta la historia que un burro se cayó a un pozo. Estuvo llorando incansablemente por horas. Su dueño intentó por todos los medios sacarlo pero finalmente pensó que el animal estaba viejo y el pozo seco. Fue entonces que decidió dejarlo allí. Invitó a sus vecinos para que lo ayudasen a arrojar tierra. Cada uno tomó una pala y comenzó a tapar el pozo. El burro al darse cuenta se desesperó y hubo un largo silencio. El dueño del animal miró al fondo del pozo y se asombró. Con cada palada, el burro se sacudía y pisaba la tierra. Así llegó hasta la superficie, pasó por encima del borde y salió trotando.

El burro es el prototipo del campo. Utilizó la misma tierra que ara día a día para elevarse y posicionarse mucho más allá de la mediocre visión gubernamental. El burro se unió a la tierra, el hombre de campo también. Demostró que la UNIDAD podía hacer frente a la tradicional receta maquiavélica que reza: “Divide y reinarás”. El punto cúlmine en las negociaciones encontró a un campo que resistió firme en sus convicciones no obstante acató el pedido de suspensión del paro. En tanto el Gobierno se ancló en la continuidad del modus operandi subsidiando.

Un subsidio en términos económicos no es nada más que una mera compensación. Se compensa algo cuando existe una pérdida o desventaja a la hora de llevar a cabo una transacción. Aquí nos encontramos con una profunda paradoja. La desventaja, ¿es genuina o creada por un tercero? Sin duda el productor ha demostrado en estos últimos años que el crecimiento del sector va viento en popa. Entonces por qué plagarlo de subsidios ficticios. La lógica perversa de quitar a través de las retenciones para luego asignar conforme a patrones burocráticos lleva en sí misma una calificación lastimosa para el campo. Se lo convierte en parásito. Aquella garrapata que se alimenta de un cuerpo ajeno en un punto revienta. Solo que en este caso el alimento lo genera el mismo campo. A una sociedad parasitaria le quitaron su dignidad, su orgullo de vivir con sus propios recursos y no de subsidios.

Afortunadamente, esta vez el hastío se topó con un campesinado sin vendas en los ojos que supo decirle “basta” a la expropiación de la renta.

El quid de la cuestión pasa por responder con qué recursos se hace política, a costa de quiénes y bajo qué lemas. Embanderarse con ideologías perimidas y legitimar políticas en pos de hacerse de fondos denota un fuerte saqueo a la noción de servicio al prójimo. ¿Por qué llevar al pequeño y mediano productor al nivel de mendigo político? ¿Por qué devolverles algo propio? ¿Por qué se anunciaron las retenciones móviles en medio de una cosecha?

Es fundamental que el Estado ocupe su rol de conciliador y equilibrador en los distintos intereses sociales. El problema surge cuando se propone metas no teniendo en cuenta los medios y, lo que es peor, tergiversando destinatarios. En los discursos son los más necesitados, pero en los hechos son los cautivos del sistema clientelar.

A este cautiverio el campo le puso plazo: treinta días. Este actor sustancial dio una profunda lección a todos. Se sirvió de las políticas erradas, de las palabras dadas para ser humillado y salió trotando. Usó la tierra y pasó de victimario a víctima. Usó la tierra y despojó su corazón del odio. Suspendió el paro y dijo sí al diálogo, al consenso. Dio más de lo que recibió.

Es tiempo que todos usemos esa tierra. El Gobierno debe aprovecharla. En estos años de bonanza económica hay que incentivar al crecimiento; no palearlo.

Es preciso “sacudirse la tierra” para crear soluciones, no problemas. Aprendamos del burro y salgamos del pozo de las pequeñeces. Pensemos en armonía y sin desigualdad, con generosidad y sin avaricia. La Patria a lo grande se forja con la tierra no contra la tierra. Porque no es un sector. Somos todos.

Buenos Aires, 6 de Abril de 2008.


Gretel Ledo
Nueva Generación Moral

Publicaciones:

Agencia NOVA, Análisis, http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_4_8&id=49658&id_tiponota=3, 8/04/08
Diario 7,
http://www.diario7.com.ar/nota_completa.php?id=6610, 9/04/08

Nuevo Encuentro, http://www.nuevoencuentro.com/modules.php?name=News&file=article&sid=5614, 7/04/08

domingo, 30 de marzo de 2008

Campo o Gobierno, ¿quién da el primer paso?





Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Lucas 18:14




Según la Real Academia Española, el vocablo arrogancia (del latín arrogantĭa) significa altanero, soberbio, airoso. ¿De qué clase de títulos y honores puede jactarse el gobernante sino el de ser un simple mandatario?

Bajarse primero del caballo, en ciertas ocasiones, no implica un acto de humillación sino de grandeza. Han pasado más de dos semanas. El tête à tête constante encuentra a dos actores enfrentados: campo y gobierno; no ya por el logro exitoso en la imposición de la visión propia sino mas bien por demostrar quién resiste más tiempo montado en el caballo de la elocuencia.

Con tres meses de haber asumido, el gobierno no quiere dar el brazo a torcer. Marchas y contramarchas; ausencia de policías, por temor a revivir la crisis de 2001 y violencia inusitada colocan en tela de juicio su credibilidad. ¿Se puede reprimir en forma solapada en vez de dialogar? ¿No es un acto de cobardía?

Muchas veces la clase política es la primera en ser juzgada por el simple hecho de ocupar el lugar especial de servidor público. Por ello el primer gesto de pleitesía debe nacer del gobernante hacia el gobernado. Solo así estaremos en presencia de instituciones ponderadas por encima de lo circunstancial. Es tiempo de proyectarse más allá de un simple mandato presidencial. Es hora de forjar una Nación a lo grande que no centre su atención en los hombres y sus beneficios sino en el país y sus grandezas.

Es cierto que con un estado de protesta como el del campo se hace difícil dialogar pero, ¿qué otra forma posible de expresión de descontento hubiese sido lo suficientemente eficaz como para llamar la atención del gobierno?

La clase gobernante creyó que el caudal electoral legitimaría cualquier tipo de medida. Lamentablemente el Príncipe erró en sus cálculos. Tiró demasiado de la piola haciendo caso omiso de sus consecuencias.

Los gobernados por su parte han sabido descubrir un poder que brillaba por su ausencia: el poder de la UNIDAD. Todas las federaciones agrarias se dieron cita bajo el grito unánime que dijo: “Basta de retenciones”.

El político florentino, Nicolás Maquiavelo (1469-1527) afirmaba la tesis bajo la cual el Príncipe no debía mostrar signos de debilidad. Así, el Estado sólo es libre y seguro si dispone de un ejército propio bien organizado sobre la base del reclutamiento del ciudadano. Un Príncipe no debe tener otro objeto, otro pensamiento, ni cultivar otro arte más que la guerra, el orden y la disciplina de los ejércitos. De esta manera se separa la política de la ética. Surge la política de una nueva moral: la del éxito y la eficacia en el mantenimiento del poder bajo una racionalidad de carácter estratégico encaminada a lograr con éxito la conservación del poder del Estado. La política como arte de conquista, mantenimiento y expansión del poder justifica el dominio y sometimiento del más débil por el más fuerte.

El gran problema que afronta hoy nuestro gobierno radica en concebir al campo como un enemigo y al diálogo como un fracaso propio. Aquí no se trata de intereses sectoriales sino de intereses nacionales. En el afán de acolchonar superávit fiscal se aplica un arancel confiscatorio perjudicando no ya a los ganaderos sino a la exportación en su conjunto.

Alzar una bandera contra la oligarquía encierra un grave error conceptual. Es preciso comprender que las condiciones económicas en términos internacionales son inmejorables para el mercado nacional agroexportador. En este punto es donde el campo también debe colaborar con los más desfavorecidos no a partir de su producción sino de su rentabilidad.

El dilema se presenta cuando nos retrotraemos en el tiempo. ¿Qué pasó antes del 44% de las retenciones? ¿Por qué no salió el campo en su momento? La pasividad del sector coadyuvó a generar el nivel de presión que hoy utiliza el gobierno. Ese gesto de inactividad puede ser leído como conformismo de las medidas económicas. Incluso como una denostación al sector: “ganan cada vez más, pueden pagar más”. El freno debió ponerse a tiempo. Así se hubiesen evitado los signos de violencia que estereotipan y encasillan sujetos. El campo en alguna medida permitió llegar a este punto del conflicto. Bajo el lema: “quien calla otorga” se colaboró casi en forma activa a este nivel de las retenciones.

Quienes pasan a la historia no son los arrogantes sino los más humildes. El claro ejemplo ya lo hemos visto con el General José de San Martín. Luego del encuentro en Guayaquil (1822) San Martín renuncia a todos sus cargos dejándole el camino libre a Bolívar para luchar por la Independencia. Quizás él mismo veía a Bolívar como un hombre demasiado apegado al poder. No querría empañar el fin de su batalla por un simple título. En el enfrentamiento con los realistas la propuesta sanmartiniana de unidad para derrotar al enemigo no fue bien vista por Simón Bolívar quien se niega a dar la cooperación necesaria. La victoria final exigía un solo líder. Dos ya sería un monstruo. Quien dejó su huella en la historia de forma especial fue justamente aquél que dio un paso al costado a la hora de los laureles. Ponderó por encima de todo, la emancipación de América dejando en manos de Bolívar el honor de completar la obra. Denostando la propia gloria logró demostrar que el renunciamiento muchas veces da frutos que rebelan una generosa grandeza.

Humillarse implica morir al yo interior, a aquella aspiración de vanagloria personal que impera en lo más profundo de la condición humana. El corazón sumiso no vela por la concreción de su propósito individual sino que tiene la capacidad de observar alrededor; más allá de lo urgente vela por lo necesario. Incluye una visión integral de las circunstancias, no unidimensional. En ese todo están los intereses comunes abarcativos de los particulares.

Es la oportunidad en que ambos bandos se sujeten, se humillen, dejen de ser fuerzas de choque destructivas. Sólo desapareciendo cada uno se logrará una masa armónica con una única expectativa: enrolarse en el interés nacional. Es decir, se trata de volcar los gravámenes que se acopien del interior en obras de infraestructura nacionales. Un país democrático no se divide en bandos: gobierno o campo. Es el gobierno del pueblo y para el pueblo en su conjunto. En esta “batalla” ganará quien primero se humille. Solo así se alcanzará la gloria…

Buenos Aires, 30 de Marzo de 2008.

Gretel Ledo
Nueva Generación Moral

Publicaciones:
Crónica y Análisis, Periódico On Line, http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#446, 31/03/08
Urgente24,
http://www.urgente24.info, 31/03/08
Agencia NOVA, Opinión,
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_4_3&id=49434&id_tiponota=3, 3/04/08
Diario Buenos Aires,
http://www.diariobuenosaires.com.ar/nota2.asp?IDNoticia=23162, 3/04/08

domingo, 23 de marzo de 2008

Campo y Gobierno: Miserias compartidas




Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
Proverbios 4:23



Muchas son las miserias que pueden acongojar al hombre pero una es la más difícil de sanar: “la espiritual”.

Nuestro país recorre rumbos encontrados. Senderos que se bifurcan en un mismo espacio de tiempo bajo un mismo escenario. Tiempos divergentes y paralelos en infinitas series dentro de una red creciente y vertiginosa. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan o se ignoran abarca todos los mundos posibles. En este laberinto los senderos convergen en la imagen de la distorsión no del espacio sino del tiempo. El punto de desencuentro temporal habla de la ausencia de koinonia, acuerdo, unidad. Resultado: tiempos presentes sin futuro.

Hoy por hoy así se presenta el panorama nacional de confrontación permanente entre el campo y el gobierno. La balanza económica internacional posiciona al sector agroexportador en una tarima sin antecedentes históricos cercanos. Sin embargo, falta estrategia. Los enfrentamientos constantes entre actores dan cuenta de la pérdida de horizontes.

Por un lado el gobierno aplica retenciones en pos de la equidad en la redistribución de las riquezas; con ello busca la disminución de precios en el mercado interno. En tanto el campo, en jaque por la medida, no produce como antes por el cierre estrepitoso de las exportaciones.

Durante el gobierno de Rivadavia se sanciona la Ley de Enfiteusis a través de la cual, en cierta forma, se premia a quien trabaja la tierra entregándole su uso -a perpetuidad o bien a largo plazo- a cambio del pago de un canon.

Un 18 de Mayo de 1828 el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata acuerda y decreta: “Art. 1 - Las tierras de propiedad pública cuya enajenación (…) es prohibida en todo el territorio del Estado se darán en enfiteusis durante el término, cuando menos, de veinte años (…). Art. 2- (…) pasará al Tesoro público la renta o canon (…). Art. 3 - El valor de las tierras será graduado en términos equitativos por un juri de cinco propietarios de los más inmediatos (…), o de tres en caso de no haberlos en aquel número”.

La enfiteusis ni era arrendamiento ni era propiedad. Era un sistema intermedio entre el simple arrendamiento que nosotros conocemos y la propiedad absoluta. Así, durante toda su vida, el campesino trabajaba la tierra pero no podía venderla, pues no era suya. La renta debía fijarse cada diez años sobre el valor calculado de la tierra que el enfiteuta ocupaba al momento de la valuación.

Hoy la realidad es otra. El país crece a costa del campo y no gracias al campo. Pareciese que se pena a quien trabaja la tierra y no a quien la mantiene como un recurso ocioso e improductivo. ¿Será que la necedad dirigencial impide que se dejen de lado las desavenencias sectoriales a la hora de cerrar acuerdos? Enclavarse en determinada postura en ciertas ocasiones implica radicalizar ideologías lo cual puede ser peligroso. Se torna engorroso todo avance hacia el diálogo y el acuerdo.

Es hora de mirarnos al espejo bajo un mismo espíritu autoreflexivo. ¿Hasta dónde llega mi ideario? ¿Alcanza horizontes personales o incluye anhelos colectivos? Sin duda gobernantes y productores se encuentran arrojando agua hacia su propio molino.

La tierra no es un recurso fijo del cual podamos afanarnos en términos de titularidad. Aquí no se trata de propietarios sino de meros poseedores. Quién sino Dios es el titular de dominio y qué somos nosotros sino meros administradores de sus bienes. Y, en tanto tales, debemos rendir cuentas a la hora de saldar deudas. El gobierno como mediador y árbitro propenderá al balance perfecto entre abastecimiento interno y comercialización externa en tanto los agropecuarios no velarán tan sólo por la renta sectorial.

El punto nuevamente está en la no radicalización de cosmovisiones. Como se expresa en Eclesiastés “todo tiene su tiempo debajo del sol”. Hoy es el del campo; ayer fue el de los servicios. El gobierno se ufana de los superávit gemelos, fiscal y externo, y a cambio como medida demagógica aplica fuertes retenciones. A su vez, los precios internacionales favorables colocan la mirada del campo exclusivamente hacia la exportación produciendo de esta manera el aumento de los precios en el mercado interno y, en el peor de los casos el desabastecimiento. Aquí es donde los tiempos paralelos, el del gobierno y el del campo no convergen. Viven realidades únicas sin si quiera replantearse un encuentro.

Los presentes individuales rompen con la lógica del futuro colectivo. La ausencia de unicidad en el ideario de modelo de país sin duda coloca al progreso en un permanente estado de indefensión absoluta. Inseguridad para el campo a la hora de enfrentar nuevas inversiones e incerteza en el consumidor frente al desabastecimiento. Todo ello trae como corolario una inconsistencia en la agenda gubernamental y con ello en las políticas estatales.

Este laberinto de senderos temporales a los ojos individuales pero atemporales para la Nación en su conjunto habla de un patético estado de miseria espiritual. Una miseria que corroe al país hasta los tuétanos. Un valle de huesos secos sin el espíritu de vida que llena los vacíos de una Nación. Es preciso reedificar las murallas derribadas bajo el estandarte del diálogo y el acuerdo. Para ello habrá que ceder ciertos intereses individuales para alcanzar otros de tipo colectivos.

Agropecuarios, ¿por qué afanarse de la renta que ofrece la tierra? ¿No es la tierra de todos? Gobierno, ¿por qué castigar a un sector si aporta tanto? ¿No tributa suficientes divisas?

Si no somos capaces de tener una mirada más amplia entonces la acción colectiva está siendo por entero producto y consecuencia de un sistema social anómico y enfermo que ha conseguido concretar sus fines: la suma de las individualidades se cierran para sí dejando paso a una sumatoria totalizante llamada extrañación. Se construye al otro como a un extraño.

Dejemos de lado las miserias humanas. Levantemos murallas de amor fraternal. Nuestro prójimo es nuestro próximo y el otro es la extensión de mi yo. Detengamos un instante el reloj para mirarnos frente a frente. Descubriremos que los senderos se bifurcan pero finalmente se encuentran en metas comunes que responden al cambio de nuestro corazón.

Buenos Aires, 23 de Marzo de 2008.

Publicaciones:
Agencia NOVA, Opinión,

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