Edición impresa. Opinión. Domingo 4 de Marzo de 2007
http://www.lanacion.com.ar/888411
Lo que se ha pactado obliga
Por Gretel Ledo Para LA NACION
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Lo que se ha pactado obliga
Por Gretel Ledo Para LA NACION
Si un gobernante atiende la palabra mentirosa,
todos sus servidores serán impíos.
Proverbios 29:12
Diversas fuerzas en conflicto inevitable coronan a la personalidad de todo hombre: el ello, el yo y el superyó. El ello comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer. Opera conforme al principio del placer desconociendo las demandas de la realidad. El inconsciente es el escenario donde se desarrolla representando impulsos, necesidades y deseos básicos. Es en palabras de Sigmund Freud (1856-1939), “el motor del pensamiento y el comportamiento humano”. En este plano se desenvuelven las contradicciones.
En tanto el superyó o superego contrarresta al ello. Representa los pensamientos morales y éticos. Está conformado por la conciencia y el ideal del yo. Es aquella representación trazada en torno al “deber ser”.
El yo o ego es esa especie de “interlocutor válido” entre dos mundos: el ello cargado de deseos, y el superyó cargado de exigencias. Pone en ejercicio la personalidad.
Cuando una de las fuerzas de la personalidad prepondera sobre otra opera un trastorno en el sujeto. Está siendo víctima de una lucha interna.
El uso y abuso de la totalidad de los instintos reprimidos que se traslucen en el principio del placer fueron el espíritu del acuerdo que implicó la encubierta intervención del INDEC.
En estos términos, la cifra del INDEC ¿fue pactada? Un pacto de confianza mutua que terminó invalidándose. ¿Es el ello el que prepondera en su afán de amaniatar el poder ?
Del Código Civil en su Art. 1197 se desprende que: “Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma”. Todo se traduce en: lo pactado obliga, pacta sunt servanda.
Lo cierto es que en el caso in examine, el espíritu grotesco del pacto salió a la luz: se sembró mentira y se cosechó vergüenza.
Es nuestro derecho el que expone en su Art. 1198 C.C. el principio de la buena fe en la celebración, interpretación y ejecución de los contratos. Gobierno e INDEC, ¿tuvieron en cuenta la buena fe al momento de pactar? Números dibujados cargados de capital simbólico. Aquel poder, en palabras de Pierre Bourdieu, capaz de construir el espacio social incluyendo a sus actores. Parecía ser inverosímil a los ojos de la ciudadanía, pero no lo fue.
Para Bourdieu la dominación tiene siempre una dimensión simbólica, y los actos de sumisión, de obediencia, son actos de conocimiento y reconocimiento aplicables a las estructuras sociales. El Estado impone simbólicamente visiones a partir de construcciones sociales que se manifiestan en diversos campos, uno de ellos es el económico.
El Gobierno se sirve del monopolio de la violencia simbólica condicionándonos y moldeándonos a su conveniencia para poder conservarse a través de imposiciones y disciplinas. Disciplinas que utilizan agresiones comunicacionales como “extorsión corporativa”. Así tildó el Gobierno el actuar de los agentes del INDEC que, por cierto, resultaron funcionales a la lógica de perpetuidad unidimensional discursiva. La legitimidad del poder es inconsciente.
La visión totalizadora de los hechos, de los números, de las prácticas denotan la exacerbación del ello. Un mundo cargado de deseos. Quienes acuerdan con el poder conocen su trastienda.
Unos pactan por temor. Otros por avaricia de poder desenfrenada. Dos actores en un mismo escenario: la turbación nacional...
La autora es Abogada en Derecho Administrativo y Politicóloga.
todos sus servidores serán impíos.
Proverbios 29:12
Diversas fuerzas en conflicto inevitable coronan a la personalidad de todo hombre: el ello, el yo y el superyó. El ello comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer. Opera conforme al principio del placer desconociendo las demandas de la realidad. El inconsciente es el escenario donde se desarrolla representando impulsos, necesidades y deseos básicos. Es en palabras de Sigmund Freud (1856-1939), “el motor del pensamiento y el comportamiento humano”. En este plano se desenvuelven las contradicciones.
En tanto el superyó o superego contrarresta al ello. Representa los pensamientos morales y éticos. Está conformado por la conciencia y el ideal del yo. Es aquella representación trazada en torno al “deber ser”.
El yo o ego es esa especie de “interlocutor válido” entre dos mundos: el ello cargado de deseos, y el superyó cargado de exigencias. Pone en ejercicio la personalidad.
Cuando una de las fuerzas de la personalidad prepondera sobre otra opera un trastorno en el sujeto. Está siendo víctima de una lucha interna.
El uso y abuso de la totalidad de los instintos reprimidos que se traslucen en el principio del placer fueron el espíritu del acuerdo que implicó la encubierta intervención del INDEC.
En estos términos, la cifra del INDEC ¿fue pactada? Un pacto de confianza mutua que terminó invalidándose. ¿Es el ello el que prepondera en su afán de amaniatar el poder ?
Del Código Civil en su Art. 1197 se desprende que: “Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma”. Todo se traduce en: lo pactado obliga, pacta sunt servanda.
Lo cierto es que en el caso in examine, el espíritu grotesco del pacto salió a la luz: se sembró mentira y se cosechó vergüenza.
Es nuestro derecho el que expone en su Art. 1198 C.C. el principio de la buena fe en la celebración, interpretación y ejecución de los contratos. Gobierno e INDEC, ¿tuvieron en cuenta la buena fe al momento de pactar? Números dibujados cargados de capital simbólico. Aquel poder, en palabras de Pierre Bourdieu, capaz de construir el espacio social incluyendo a sus actores. Parecía ser inverosímil a los ojos de la ciudadanía, pero no lo fue.
Para Bourdieu la dominación tiene siempre una dimensión simbólica, y los actos de sumisión, de obediencia, son actos de conocimiento y reconocimiento aplicables a las estructuras sociales. El Estado impone simbólicamente visiones a partir de construcciones sociales que se manifiestan en diversos campos, uno de ellos es el económico.
El Gobierno se sirve del monopolio de la violencia simbólica condicionándonos y moldeándonos a su conveniencia para poder conservarse a través de imposiciones y disciplinas. Disciplinas que utilizan agresiones comunicacionales como “extorsión corporativa”. Así tildó el Gobierno el actuar de los agentes del INDEC que, por cierto, resultaron funcionales a la lógica de perpetuidad unidimensional discursiva. La legitimidad del poder es inconsciente.
La visión totalizadora de los hechos, de los números, de las prácticas denotan la exacerbación del ello. Un mundo cargado de deseos. Quienes acuerdan con el poder conocen su trastienda.
Unos pactan por temor. Otros por avaricia de poder desenfrenada. Dos actores en un mismo escenario: la turbación nacional...
La autora es Abogada en Derecho Administrativo y Politicóloga.