A few days ago, the Vatican issued a new proposal to regulate the economical crisis. To think about a world government able to coordinate agreed policy actions, no doubt refers to the concept of federalism.
Lawyer | Political Scientist | Sociologist
En Vídeo
En imágenes
Ante la catástrofe causada por la excesiva desregulación de los mercados financieros y la imposibilidad de resolverla a nivel nacional, el Vaticano renovó esta mañana la propuesta de «Autoridad política mundial» formulada por Benedicto XVI en su encíclica «Caritas in Veritate» del 2009, pero añadiendo un ambicioso proyecto constituyente para llegar a crear un gobierno mundial tomando como punto de referencia el sistema de Naciones Unidas.
El documento de 16 páginas presentado este lunes por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson ofrece un diagnóstico económico e ideológico muy claro sobre las causas de la crisis financiera y llega a una conclusión evidente: el problema sólo puede ser resuelto a nivel global, por lo que es imprescindible comenzar a construir una «Autoridad política mundial». Sus propuestas se dirigen de modo inmediato al G20 de jefes de Estado y de Gobierno en Cannes el 3 y 4 de noviembre, pero van mucho más allá: quiere abrir un debate en todos los países, en las instituciones internacionales y en las universidades.
El documento afirma decididamente que «no hay que tener miedo a proponer cosas nuevas, incluso aunque puedan desestabilizar equilibrios de fuerzas preexistentes que dominan a los más débiles». En tono de broma, el cardenal Turkson comentó que «la Iglesia descubrió la justicia social y los fallos del capitalismo liberal mucho antes que los “indignados”. Por otra parte, discrepamos en cuanto a los métodos».
Aunque el Vaticano no quiere presentar un proyecto demasiado elaborado, sino abrir un debate, su documento propone mantener los mercados financieros libres pero disciplinados por un cuadro jurídico en el que incluye cuatro elementos: crear una «Banca Central Mundial», establecer un Impuesto sobre las transacciones financieras (Tobin tax), crear un Fondo mundial de recapitalización bancaria, y separar claramente las reglas de banca comercial y de banca de inversiones.
El documento propone superar el cuadro internacional «westfaliano» (surgido de la Paz de Westfalia en 1648) que dio lugar a los estados nacionales. El estado nacional sigue siendo un instrumento muy útil, pero es ineficaz frente a problemas globales, como se vio con la contaminación atmosférica hasta que surgieron los acuerdos de Kioto. Por otra parte, la creación de una sociedad civil global permite abordar ya la creación de un gobierno mundial, que no debe entenderse como enemigo de la democracia sino como garante de los derechos de todos en áreas que desbordan la capacidad de control de los estados nacionales.
El cardenal Turkson reconoció que la actividad de algunos grupos de estados como los que se reúnen a título de G8 o de G20 puede resultar beneficiosa a corto plazo, pero deja siempre atrás a los países más débiles y resulta en todo caso limitada.
El documento no lleva la firma ni el aval del Papa, por eso está abierto totalmente al debate, pero responde a indicaciones de Benedicto XVI a lo largo de los últimos anos, especialmente en su discurso a las Naciones Unidas de 2008 y la encíclica «Caritas in Veritate» del 2009.
http://www.abc.es/20111024/sociedad/abci-papa-sistema-financiero-201110241322.html
Revista LA TECLA, 18/08/11. Edición Impresa Nro. 428
El análisis de una victoria clara y contundente
El domingo, la Presidenta obtuvo un 53,09% superando incluso el 50,24% de Scioli. Tanto Martín Sabbatella como Mario Ishii constituyeron un aporte importante que terminó por diferenciar a la Presidenta del Gobernador
"Venimos bien"
Por Gretel Ledo, politóloga y socióloga.
No se trata solo del slogan del PRO, sin duda las elecciones del 14 de agosto pasado demostraron que la ciudadanía convalidó una gestión a nivel nacional superando con creces aún el imaginario del propio oficialismo. Con un 77,82% de participación, el kirchnerismo se consolidó frente a cualquier pronóstico dubitativo, con un resultado superior al 50%.
Los 4 millones de votos de la provincia de Buenos Aires, le significaron un 40%. La Presidenta obtuvo un 53,09% superando incluso el 50,24% de Scioli. Tanto Martín Sabbatella como Mario Ishii constituyeron un aporte importante que terminó por diferenciar a la Presidenta del Gobernador.
El 30,08% del voto capitalino para Cristina Kirchner demuestra no acertado extrapolar el resultado de las elecciones locales a las nacionales. Así gran parte del electorado que votó a Macri para la jefatura del gobierno, votó al oficialismo nacional en las primarias.
Este voto de confianza hacia la gestión K atravesó a todos los sectores sociales. Ya no es tan solo la paradoja de la Capital, municipios con elevado nivel adquisitivo también ratificaron la gestión del gobierno. Así en Vicente López, el Frente para la Victoria triunfó con un 28,78% y en San Isidro con 30,98%, muy por encima del 19,74% de Duhalde.
El 37,87% de la Presidenta en Santa Fe por encima del 22,8% que había obtenido Agustín Rossi, muestra que no existe un traccionamiento electoral y resulta apresurado pronosticar escenarios nacionales partiendo de resultados locales.
Sin duda cada elección tiene su particularidad y son los electores quienes vienen desenmascarando tendencias y sondeos electorales.
El desconcierto de la oposición debe traducirse en una serie de replanteos. Ha fallado tanto la estrategia comunicacional como el trazado de coaliciones sólidas. Por su parte, el oficialismo supo aprovechar la debilidad estructural de la oposición que, una vez más, ha dejado relucir su impericia para construir puentes alternativos. Las meras individualidades sumado a la bonanza económica dieron como resultado un escenario de victoria arrasadora para el oficialismo.
Podría hablarse de una fragilidad del mismo oficialismo al no corresponderse el resultado arrollador de la Presidenta con el obtenido por Filmus y Rossi, sin embargo la lectura se resume en la convalidación del “venimos bien”. Los oficialismos triunfan independientemente del estrato político que representen.
Al común denominador del ciudadano ya no le interesa el color partidario sino las acciones puntuales que se traducen en una mejoría en su condición de vida.